A 40 grados y con calefacción

Tuve la suerte de moderar una de las mesas del Congreso Nacional de Olimpismo que la UCAM celebró en el COE con motivo de sus Jornadas Técnicas. La suerte se convirtió en privilegio al compartir charla con Jane Abascal, Enrique Pascual, Xabi Etxaniz y Fred Vergnoux. Los cuatro entrenadores suman siete medallas olímpicas y catorce mundialistas, ganadas por Iker Martínez y Xabi Fernández, Fermín Cacho, Maialen Chourraut y Mireia Belmonte. Tema: Lo que no se ve. Ellos, los entrenadores, saben más que nadie de eso. Cumplen con el trabajo de preparar a sus deportistas a un nivel de exigencia máxima, lo que obliga a una dedicación de 24 horas. Sólo unos pocos lo soportan. Luego serán los detalles los que deciden el ganador.

A veces hay que improvisar. Lo contó Abascal. Sucedió en los Juegos de Atenas. Iker Martínez y Xabi Fernández tenían que dar el peso para regatear en la clase 49er, y en la víspera lo sobrepasaban. Faltaban horas para el pesaje y la sauna estaba cerrada. No había tiempo para ponerse a buscar otra. Abascal cogió la báscula, les hizo vestirse con toda la ropa que tenían, les metió en la furgoneta del equipo, encendió la calefacción y se puso a dar vueltas. Cada poco paraban, se desvestían y se pesaban. Hasta que lograron el peso deseado. Detalles como estos valen una medalla. Mireia Belmonte, revela Vergnoux, lo tiene tan claro que su máxima es: “Un campeón es aquel que basa la excelencia en cada detalle”. Esto lo dice todo. El perfeccionismo como lema.