Piqué, entre Luis Enrique y Del Bosque

Hace unos días, Del Bosque hizo una defensa encendida de Piqué. Le habrá venido bien, ahora que en el Barça juega poco. Salió en el Bernabéu, desde entonces sólo ha jugado medio partido, el día de la Supercopa catalana, de donde salió reo del delito de chumineo con el teléfono en el banquillo. Luego, contra el Celta y contra el Ajax, se quedó fuera. Malos días para un jugador grande, al que me figuro que Del Bosque citará hoy para la Selección. Es parte del grupo fuerte, su edad es fenomenal y en su posición no aparecen quienes empujen para el relevo. Del Bosque le necesita.

La cuestión es qué le pasa. Alguien me decía ayer en Barcelona que es el Casillas de Luis Enrique, que sospecha que cuenta cosas. Desde luego, a Luis Enrique se le ve muy preocupado con la prensa, con lo que se dice o no de él y de su simpatía y atractivo. Pero no sé si es sólo eso. Piqué ha entrado en una racha en la que le pasan demasiadas cosas fuera del fútbol, y el fútbol digiere mal eso, porque mezcla mal con cualquier cosa. Piqué aparece, por mor de su mujer famosa, en la prensa del corazón, o tira bombas fétidas, o se pelea con guardias, o va a la manifestación independentista, o huevea con el móvil.

Del Bosque le valora y le defiende, sostuvo que su partido del Bernabéu fue bueno, penalti aparte, y lamentó que se le juzgue por cosas ajenas al fútbol. Supongo que aludía tanto a las que tienen relación con el 9N como a las otras que cito. Seguramente tiene razón. Conviene mirar a Piqué sólo como futbolista, que es lo que es a los efectos de la sociedad que le mira. Pero es inevitable que las demás cosas, no sólo las referidas al 9N, ronden en la cabeza de los aficionados. Y si Luis Enrique no le pone, más peso cobran. Como le pasó a Casillas en su peor momento, la Selección puede ser su oxígeno.

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