Sobre 'selfies', impostores y adicción a las redes sociales

El bucle. De verdad que a mí me gustaría hablar de otras cosas, como de Sam Gardiner, un adolescente inglés de 17 años que engañó a 20.000 usuarios de Twitter —algunos exfutbolistas, periodistas reputados y cuentas oficiales de grandes clubes ingleses le seguían— haciéndose pasar por periodista deportivo. Gardiner creó a mediados de 2012 una cuenta de Twitter donde afirmaba ser Samuel Rhodes, un cronista deportivo que ofrecía desde su perfil supuestas primicias sobre el mercado de fichajes y se inventaba entrevistas con las estrellas del fútbol. El día antes de que despidieran a Di Matteo del Chelsea @SamuelRhodes_ lo anunció desde su cuenta y su fama se multiplicó exponencialmente. De verdad, que me gustaría hablar de este chaval, pero siempre aparece un selfie de Dani Alves por medio. Es un bucle.

Hábitos. Lo de Alves es un hábito, como el que tenía Gardiner, que dijo que estudiaba el comportamiento de los periodistas en la red para hacer creíble su falso perfil de cazaexclusivas. “Estudié cómo se comportaban los mejores periodistas y me di cuenta de que era una mezcla de opinión, estadística, ingenio y rumores. Sólo imité eso”, declaró el chaval a la BBC. Las historia es magnífica y da para reflexionar mucho, pero siempre que la quiero contar aparece Alves haciendo el ganso.

Impostor. Para cimentar su imagen de impostor (Gardiner, no Alves) el chaval se puso como foto en su perfil la de un atractivo joven que había conseguido en un banco de fotos por internet. Pero como dijo Lincoln, “puedes engañar a muchos durante poco tiempo o a algunos durante mucho tiempo, pero no puedes engañar a todos todo el tiempo” y se descubrió el pastel cuando en una de las interacciones con sus seguidores dijo que había trabajado para el Telegraph. Desde la cuenta del diario respondieron: “@SamuelRhodes_ no sólo no trabaja para este diario, sino que no tenemos ni idea de quién es”. El impostor se había hecho un selfie revelador. Vaya, ya se me ha vuelto a colar el caso Alves en esta historia.

Perdón. Descubierto, Gardiner pidió perdón y reconoció que todo: “Fue una locura que fui incapaz de controlar”. Le pudo el deseo de sumar seguidores. Y todo eso, sin hacer el indio saltando en una cama de hotel.

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