¿Dónde le van a poner la estatua?

Tiene 35 años y desde que debutó se ha lesionado 36 veces. Puyol se ha dejado la anatomía por la camiseta blaugrana convirtiendo su cuerpo en una facultad de medicina andante. Nunca se ha escondido. Siempre ha regresado con las mismas ganas, pasando del postoperatorio al césped con una valentía que rozaba la temeridad. Ha convertido el dolor en un compañero más.

En sus quince temporadas ha sufrido una osteocondritis con fractura osteocondrial en el cóndilo femoral interno; elongaciones varias, una hiperextensión del tendón de la rótula; una doble fractura de la base orbital del ojo derecho; una disformia del tabique nasal; esguinces de todos los grados que admite la medicina en las rodillas y los tobillos; una artritis traumática armioclavicular; una fractura del pómulo; hematomas por todo el cuerpo; una fisura ósea en el tobillo; la rotura del ligamento lateral externo de la rodilla; contracturas para aburrir al mejor fisioterapeuta; ha visitado tantos quirófanos que podría operarse solo y últimamente se ha sometido a una severa dieta para adelgazar cuatro kilos para que sus rodillas sufran menos. Si de verdad decide dejarlo, el contrato no será un problema, el dilema es dónde se le debe alzar la estatua.

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