El producto que la sociedad demanda

El debate sobre la Liga Endesa abierto en estas páginas es una excelente oportunidad para realizar una serie de reflexiones de carácter global sobre las competiciones profesionales, desde una perspectiva tanto nacional como internacional.

La primera es que el mundo del deporte no es inmutable y, como todo, gran parte de su éxito está en saberse adaptar a las condiciones de cada momento. Para ello es imprescindible ser capaz de ofrecer el producto que la sociedad demanda, no a la inversa. Es necesario pues escuchar a nuestros más fieles seguidores de siempre, a los aficionados en general y también a los que pueden acercarse a nosotros de forma ocasional: son ellos los que marcan el camino a seguir, los que nos dan las pautas de comportamiento y nos señalan las preferencias de la gran mayoría. En definitiva, son ellos el mercado, no nosotros.

Y lo que nos vienen diciendo, no ahora sino desde hace ya unos cuantos años, es que quieren identidad, identificación y competición en estado puro, y también el espectáculo y la diversión que pueden encontrar en otros sectores, ya sea en el mismo mundo del deporte o en el del ocio en general.

Partiendo de estos conceptos, que en su día el baloncesto supo incorporar como valores propios que fueron modelo para muchos, el sistema de competición no es una causa sino una consecuencia. Y lo mismo puede decirse de las audiencias en televisión, la cobertura de los medios en general, la afluencia de público a los pabellones o los ingresos por márketing, patrocinios y publicidad.

Para todo ello son por supuesto necesarias unas estructuras lo más sólidas posible desde el punto de vista de la gestión de empresa. Pero ningún proyecto, ninguna ciudad, ningún equipo que se lo haya ganado en la pista puede perder la posibilidad de crecer por motivos exclusivamente económicos. Porque en un mundo en el que lo que prima es la inmediatez, el resultado -que es la esencia de toda competición deportiva y uno de nuestros grandes activos- ha multiplicado su valor.

Y lo más importante: debe ser un proyecto común, en el que nadie pierda su identidad pero al mismo tiempo sea complementario de los demás, en el que el crecimiento de uno sea el crecimiento de todos, que refuerce la interrelación en lugar de destruirla. Lo que demanda eso que llamamos mercado -también cuando hablamos de nuestro sector- es un solo Baloncesto, no varios baloncestos que se solapan y que a veces incluso se contrarrestan. Nuestro mundo avanza con alianzas y fusiones, no con divisiones.

En definitiva, lo que debemos analizar y debatir no es el sistema sino el Sistema. Y sólo apostando por el crecimiento global podemos volver a ser, todos, verdaderamente grandes. Que podemos, de eso no les quepa duda.

Lo más visto

Más noticias