El '35' amarillo de Torres

Lo de coleccionar camisetas es adictivo. Los que padecemos ese vicio entendemos a Nacho Pozuelo. Yo tengo de todos los equipos, pero también hay muchas colchoneras. Rubén Cano me regaló su 9, el que heredó de Gárate. Y tengo muchas de las películas del patrocinio de Cerezo en el primer lustro de este siglo (¡la de Spiderman es un espectáculo!). De Fernando Torres poseo hasta una que no llegó a estrenar. Luis quería que siguiera con el 35. No quería que luciera tan pronto el 9 (por aquello de los códigos y la jerarquía que inoculó a Torres). Empezaba el Atleti la temporada en Ipurua y llevaron el 35 de la polémica camiseta amarilla. Pero el día del partido se impuso la mercadotecnia y El Niño llevó el 9, serigrafiado de urgencia horas antes de jugar contra el Eibar. Un utillero donó a mi colección particular el 35 amarillo de Torres.

Yo empecé mi manía con las camisetas de tres amigos: Félix, del Extremadura, Pinedita, del Rayo, y Cristian Díaz, del Salamanca. Luego llegaron la de Valerón, la de Caminero del Pucela, la de Richi en la boda o la de Kiko del Cádiz. Y las de todos los galácticos (¡tengo hasta unas botas de Zizou!), de Cristiano, del United y del Madrid, de Messi, del Barça y de Argentina, Kaká del Milán, bastantes de la Eurocopa y del Mundial de los campeones de La Roja y tantas y tantas... Pero estábamos hablando de la magnífica colección de Nacho Pozuelo. Disculpen. Coleccionar es luchar contra el olvido.

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