No hace falta una revolución

Aún quedan por jugarse los playoffs­, pero el Madrid no puede esperar hasta mediados de junio para saber quién entrenará al equipo la próxima temporada. Trasciendan o no, la mayoría de decisiones sobre la plantilla se deben tomar ya y la elección de técnico es prioritaria. Neven­ Spahija, un pragmático, está en la pole. Pero, por encima de quién venga, el club se equivocaría si pensara en una revolución. Debe darle continuidad al actual bloque, con varios jugadores de largo recorrido.

Esa estabilidad es clave para el futuro, y también que se acepte que el baloncesto blanco ya no es triunfador y que le toca crecer desde la humildad. Sólo así se aprenderá del resbalón en la Final Four. Antes de volver a la élite hay que desarrollarse, tropezar y hacerse fuerte, como le ha ocurrido al Panathinaikos y al Maccabi, por poner ejemplos recientes. El Madrid necesita apenas tres fichajes (un base, un escolta anotador y un alero polivalente) para completar una plantilla redonda. Bastantes menos que en años anteriores. El problema es que le faltan los mejores, un par de estrellas y un líder natural.

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