El quejío Flores y el fado Mou

Quique Sánchez Flores es el quejío. Ese ¡Ay! flamenco que porta en sus genes. No ha logrado que el pellizco heredado de su madre y su tía se instale en el Atleti. Pero su duende, irregular, le permitirá salir en junio del Atleti con la vitola de triunfador. Y Quique quiere cerrar el círculo. Si el Atleti consigue ganar hoy al Madrid, después de no haberlo logrado en los últimos veinte enfrentamientos, será la guinda de su historia colchonera después de haber logrado ganar la Europa League y la Supercopa de Europa tras 14 años de sequía de títulos.

Mourinho es el fado. Esa música portuguesa que Amália Rodrigues definió como "amor, celos, ceniza y fuego, dolor y pecado. Todo esto existe; todo esto es triste; todo esto es fado". Cada conferencia de prensa, canta su fado. Y entre fado y fado sigue ganando. Vino al Madrid sabiendo que era difícil vencer a este Barça y utiliza todas las armas para lograrlo. Ataca a los arbitrajes y al calendario. El fado no suena bien en el hilo musical blanco, no pega con las mocitas madrileñas. Pero si Mou gana, el Hala Madrid se versionará como un fado.

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