Javier Mínguez

La imagen, bien lavada

El Levante lavó su imagen ante el Real Madrid. Ya lo hizo en el Camp Nou pero era obligado repetirlo frente a los blancos pues el equipo que se vio en el Bernabéu no se acercaba ni en sueños a lo que suelen ofrecer los de Luis García: sacrificio, solidaridad y, de vez en cuando, algunos chispazos que mantienen vivo el anhelo de la salvación. Pese a los ocho goles de la ida, hacerle un 2-0 a los madridistas es para estar orgullosos y, aunque no es para rasgarse las vestiduras, seguro que a Mourinho, como es lógico, no le hace gracia perder. También respondió bien el aficionado. Más de 13.000 personas tras el chorreo de la ida, haciendo la ola y, con la que está cayendo en general, es un gesto loable.

Repuesto el orgullo de los levantinistas, éstos ya se preparan para un nuevo reto: cayeron con honor en Barcelona, ganaron a un Madrid descafeinado... y el verdadero partido para los granotas no es otro que un derbi en el que volverán a dar la cara.

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