Campeones del mundo y de la vida

España ha entrado en 2010 en el G-8 del fútbol mundial. Hasta este año, solo siete selecciones (Uruguay, Italia, Brasil, Alemania, Inglaterra, Argentina y Francia) habían sido campeonas del mundo. España, país futbolero por antonomasia, merecía ganar un Mundial. Y por fin lo ganó. Ninguna selección había ganado una Copa del Mundo tras perder su primer partido y España lo logró tras la inesperada derrota inicial ante Suiza. Un grupo de chavales que lo habían ganado en juveniles por fin descifraron el enigma, como ya hicieron en la Euro 2008, de por qué no ganaban luego en la absoluta. Y salieron campeones del mundo. Ganaron el Mundial de Sudáfrica porque en la vida también son campeones. Representan y defienden los valores de la generosidad, del espíritu de lucha, del afán de superación, de la solidaridad y del trabajo en equipo por encima de las individualidades. Y realizando un fútbol que marcará una época como lo marcó el Brasil del 70. Anoche, al ver al capitán Iker Casillas y al seleccionador Vicente del Bosque recoger, en representación de la Selección, el premio de los lectores de AS nos percatamos de que lo vivimos en Johannesburgo no fue un sueño.

Desde la gesta histórica lograda el pasado 11 de julio han pasado ya unos meses. La manita del Barcelona al Real Madrid el pasado lunes y, sobre todo, el enfrentamiento al final del partido entre Sergio Ramos y los internacionales del Barça, pueden traer consecuencias en la modélica convivencia de nuestros internacionales. Es tarea de Vicente del Bosque mantener la armonía y la competitividad del grupo. Y evitar que vuelvan a poner colorada a La Roja como lo hicieron Argentina y Portugal en los últimos amistosos. Eso sí, no hay que ser tremendistas ni caer en el fatalismo histórico español. Porque en Sudáfrica ganamos nuestro primer Mundial. No fue un sueño. Estamos en el G-8 del fútbol mundial. ¡Somos campeones del mundo! ¡Felicidad, que bonito nombre tienes!

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