Domenicali hace a Vettel campeón

Todas las batallas se basan en el engaño, por lo que es fundamental tener la máxima información de tu enemigo para aprovechar sus puntos débiles y, a través de toma de decisiones muy rápidas, pillarle desprevenido y ganarle. Todo esto y otras muchas cosas se pueden leer en 'El Arte de la Guerra', un libro chino sobre estrategia militar que un tal Sun Tzu escribió quinientos años antes del nacimiento de Jesucristo. Es una lectura muy habitual entre los estudiantes universitarios más imberbes, pero de la que Stefano Domenicali, el punto débil de Ferrari, no ha debido leer ni su reseña. Esta lumbrera no dio ayer ni una a derechas. Paró a Alonso cuando era virtual campeón del mundo y creyó que el cambio de gomas de Webber estaba planificado.

No pensó que los de atrás iban a ir mucho más rápido al poner neumáticos blandos tras la salida del safety; no reparó en que los Toro Rosso y Renault son hermanastros de los Red Bull; por decimonovena vez, fue incapaz de exigirle más al lonchas de Massa y, lo peor de todo, nunca llegó a interpretar que el enemigo era Vettel. Enhorabuena a Red Bull por su ejemplar comportamiento, al inductor de todo esto, Dietrich Mateschitz, al cerebro del equipo, Adrian Newey, al jefe Horner, al campeón, Vettel, y muy especialmente al subcampeón, Alonso, que ha llevado al F10 a un puesto que no le corresponde: el RB6 y el MP4-25 son muy superiores. Ojalá que lo ocurrido sirva para jubilar a Domenicali y para que en el próximo match ball, Alonso no se deje asesorar por tanto torpe.

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