Eva Sabariego

Con el miedo en el cuerpo

Caer derrotado en el Camp Nou era lo previsible. Sólo el Espanyol tumbó al líder de todos los líderes de la historia y, salvo los empates de Racing y Getafe, na-di-e más ha puntuado en Can Barça. Pero el Sevilla no podía permitirse hincar la rodilla de esa manera. "Sería un suicidio pensar sólo en frenar al Barça", sentenciaba Jiménez en la previa del partido. Y, sin embargo, el equipo salió acomplejado desde el principio. Es cierto que encajar un gol en el minuto dos coarta el planteamiento inicial, pero el Sevilla no supo echarle cara, ni plantar los argumentos de un tercer clasificado en la Liga española. Fue un juguete más en la 'guerra' particular entre Barça y Madrid, y también se marchó con un saco.

La suplencia de Kanouté, máximo goleador del Sevilla esta temporada y el mejor anotador de la segunda vuelta, demuestra una vez más que los experimentos, mejor con gaseosa que en uno de los fortines de la Liga. Y lo que es peor, la salida del malí tras la reanudación dejó a las claras el error estratégico. Sin duda, un gran golpe moral en forma de tercera derrota consecutiva que comienza a meterles el miedo en el cuerpo. La amenaza del Valencia ya sólo se encuentra a dos puntos y, aunque el objetivo del equipo de Nervión es entrar en la Champions, su exigente afición no se conformará con hacerlo a cualquier precio. Cuando has calentado el tercer puesto la mayor parte de la temporada, llegando a tener una distancia de hasta nueve puntos con el perseguidor, quedar en cuarta posición sería considerada casi una tragedia. Y no es exageración andaluza. El club pretende convertir el Sánchez Pizjuán en un hervidero el domingo ante la visita del Real Madrid. Del Nido ha pedido banderas y bufandas, un ambiente infernal. Y la afición responderá, como lo ha hecho siempre. Eso sí, tampoco se quedará callada si Juande se lleva los tres puntos. Piden lo máximo.

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