Otro estado de ánimo y... Kun Agüero

El fútbol es un estado de ánimo. Y el del Atlético ayer estaba por las nubes. Iba perdiendo 0-2, pero la gente atlética se lo pasaba en grande, no como la noche del Oporto. Entonces salió decepcionada, enfadada porque el equipo había sido pusilánime en muchas fases y encima Abel va y quita a Agüero. Ante el Barça, el Atlético fue otro. Tuvo agallas, valentía, el descaro que se supone a sus delanteros y muchas ganas de ganar. Ese estado de ánimo (los fallos atrás y en la media se repitieron) fue lo que le hizo distinto, divino como tantas tardes. La comunión de la afición con el equipo fue total. Iba por debajo en el marcador, pero el aficionado se encandilaba con los que hacen la diferencia: Forlán, Agüero, Simao... Con ellos recuerda que es grande.

Este Atlético no le había ganado en Liga a ninguno de los equipos de arriba porque tenía que empezar por el mejor hasta ahora, el Barça, un rival contra el que los partidos del Calderón son una bendita locura. Un espectáculo. El partido lo cerró Agüero (89') y ese 4-3 recordó a los atléticos otro 4-3, en la temporada 93-94, con Caminero (también en el 89') poniendo la guinda del cuarto gol tras remontar un 0-3, los tres de Romario. El partido de anoche es de esos que detestan los técnicos, pero que enganchan a los aficionados y que le van de maravilla al Atlético. Hace un año pasó lo mismo contra el Sevilla y el Valladolid y, en contra, con el Villarreal. Los atléticos se fueron a casa tan felices. Habían visto a un equipo con hambre, con agallas y con Agüero, como ayer.

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