McLaren se merece un duro castigo si resulta culpable

Vaya thriller el que han montado McLaren y Ferrari con el asunto del espionaje. La trama consiste en que un técnico de Ferrari, Nigel Stepney, le pasa 780 folios de información a un colega de McLaren, Mike Coughlan, con información sobre estructuras internas, reglajes, estrategia de carreras, desarrollos futuros y otros apuntes que duplicó en un comercio cuyo encargado, empedernido ferrarista, se da cuenta de la jugada y se lo chiva al clan de Montezemolo. Ojito que el tal Stepney era el mismo que semanas antes en Mónaco había echado polvos de talco en la apertura de los depósitos de los coches de Massa y Raikkonen para averiarlos.

Además, el malvado Stepney se reunió junto a Coughlan con un mengano de la escudería Honda que se llama Nick Fry para ofrecerles los 780 folios de tecnología y montar en 2008 una especie de 'McFerrari' bajo el color nipón para intentar ganar el título mundial. ¿Se lo creen? Apelando al sentido común no me trago que un ingeniero con tan sólo dos dedos de frente, en vez de fotocopiar 780 folios los grabara en un pen drive o un CD (o fotocopiarlo incluso en la sede del equipo en Woking). Y tampoco acepto lo del empleado que se chiva a Ferrari o lo del recurso de los polvitos de Ausonia para fastidiar un Fórmula 1.

Pero lo que me ha dejado de piedra es que tanta chapuza es cierta, por lo que puede que a McLaren le vuelen los puntos, aunque quizá Hamilton y Alonso queden indemnes. El espionaje equivale al doping en el ciclismo o la compra de partidos en el fútbol, es trampa y, como siempre sucede, los fulleros además suelen ser torpes y se les pilla. No veo diferencia entre Stepney y Coughlan con Eufemiano Fuentes y Luciano Moggi, y de existir condena tampoco la habrá entre McLaren y la Juventus, o los pichicateros del pedal por lo que el castigo me parecerá justo. Cualquier cosa antes de que la F-1 acabe tan desprestigiada como el ciclismo.

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