Se deben prohibir los circuitos urbanos

No sé si a Robert Kubica le salvó la vida el HANS, la fibra de carbono mezclada con resinas de epoxy o la mano del Señor, hipótesis del milagro que también se maneja tras percibir que el polaco lleva grabado en el casco el nombre de Juan Pablo II, pero de lo que no tengo duda visto el castañazo es de que los circuitos urbanos son muy peligrosos y se deben prohibir desde ya, aunque con esta propuesta me cargue mi adorado GP de Mónaco o el futuro de Valencia (que adapten Cheste para la F-1). Este debate de circuito urbano data ya del año 1903 cuando la carrera París-Burdeos-Madrid fue suspendida al morir una decena de personas (incluido el piloto Marcel Renault), lo que dio lugar al nacimiento del actual concepto de carrera con la inauguración del circuito de Le Mans en 1906 y una prueba denominada 'Le Grand Prix'. El objetivo era proteger la vida de pilotos y espectadores.

En 1961, los pilotos deciden crear la Asociación de Conductores de Gran Premio (GPDA) con el objetivo de controlar la seguridad de los circuitos tras once compañeros fallecidos y el desasosiego de desastres como el de Argentina en 1953 (9 espectadores muertos), Le Mans en 1955 (80) o la Mille Miglia en 1957 (9), aunque de poco sirvió y me remito al ejemplo de Montjuïc en 1975 cuando Fittipaldi capitaneó un plante para denunciar la peligrosidad de la pista, protesta a la que hizo oídos sordos la organización. Aquella carrera se suspendió tras el accidente de Rolf Stommelen que costó la vida a cinco espectadores. Pese a este infortunio se siguió corriendo en Mónaco y en otros circuitos urbanos como Long Beach, Detroit, Caesar's Palace, Fair Park, Phoenix, Gilles Villeneuve, Albert Park y Adelaida, a los que se pueden unir Valencia, Singapur, Abu Dhabi, Nueva Delhi y París, además de alguna carrera nocturna. ¿Dónde está el límite? Los que no se juegan el pellejo pero sí la pasta, es decir la  FIA, los constructores y Ecclestone están encantados, y los que saltan al ruedo, los pilotos, parece que pasan de todo (sólo Alonso ha dicho estar en contra). Espero que unos y otros hayan recapacitado tras ver el coche de Kubica rebotando contra los muros del Gilles Villeneuve como una bola de pinball a pocos metros de los espectadores y en un trazado sin escapes, que la GPDA no debería haber homologado. ¿Dónde ha quedado el espíritu de 1994 tras la muerte de Ayrton Senna?

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