Un problema real que se llama Real

La luz de la esperanza se apaga. Lo hace lenta y sosegadamente, y no hay nada peor que una muerte lenta. Es lo que le ocurre a la Real de Lotina. Parece que sí, que reacciona, vive, saca la cabecita, pero se hunde poco a poco en el fango del descenso como cuando alguien queda atrapado en arenas movedizas. Y si su resistencia es mayor, más agónico es su final. Los números del actual entrenador realista reflejan bien este ejemplo. Es un quiero y no puedo. Y lo triste es que no puede con la letal herencia que dejó Bakero.

El tópico manda decir que la Real tiene una Misión: Imposible y que esto no lo salva ni Tom Cruise. Pero más habría que decir: ¡Houston, tenemos un problema! Un problema real que se llama Real. Es cierto, hay que agotar todos los caminos para la salvación. Es el deber para con una institución con casi 100 años de historia y más de 60 en Primera. Pero, ¿está el club preparado para afrontar un año en el infierno? Fíjense: Herrera, Savio, Aranburu, Garrido, Kovacevic no tienen garantizada su continuidad. Quizá habría que empezar a hablar con la multitud de cedidos en Segunda División. ¡Noooo! Me amargo sólo de pensarlo.

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