La situación actual es un misterio

Para alguien que no está metido en la F-1 desde hace años, puede resultar difícil comprender algunas cosas. Pero créanme que para quien está dentro de esto, a veces nos ocurre lo mismo. Y esta semana, después del rocambolesco GP de Italia, me he encontrado con mucha gente que me ha pedido respuestas ante esta avalancha de castigos, declaraciones, gestos, ruedas de prensa, sentencias y contrasentidos. Es un dilema complicado el de entender como se conjugan algunos intereses comerciales con la defensa de la parte deportiva. Un misterio difícil de descifrar. Una dualidad que despierta dudas. Quien manda desde hace muchos años, Ecclestone, fue el que llegó a un acuerdo con Ferrari, no hace mucho, que dejó a los que querían crear una categoría paralela contra las cuerdas.

No es sencillo explicar la telaraña de intereses que hay en la F-1 y la forma en que deben tener, irremediablemente, alguna influencia sobre aquéllo que se llama deporte. O sobre la parte deportiva que permanece dentro de este espectáculo, o show, como deseen. Ha habido arrepentidos de lo dicho en Monza, y otros no. Y quien lo ha hecho sabrá por qué lo hizo y lo que le ocurriría si no lo hacía. Quien no lo hizo, como Alonso, tiene claro que no tiene por qué hacerlo y que los que le señalan por sus declaraciones saben que no pueden perderlo. Ha sido un año duro para figuras que se van. Se han ido Villeneuve, Montoya y ahora 'Schumi'. El líder está siendo penalizado injustamente. Y es lógico que la gente se pregunte qué sucede. Son los que suben las audiencias y pueblan las tribunas.

Lo más visto

Más noticias