Presagio de lo que se le viene encima

No le van a ayudar nada a Alonso a ganar un Mundial en un equipo del que se irá a final de año. Hay que decirlo claro. También hay que decir que lo conseguido hasta ahora, había sido mucho por su talento y su capacidad para aislarse de una situación que nunca le fue favorable. Jamás ha sido así este año, que comenzó con problemas en las calificaciones de Bahrain y Malaisia, y en la carrera de Ímola. Sin eso, habría ganado ocho de las nueve primeras carreras. Y todo, mientras el renovado Fisichella perdía fuelle en cualquier incidente. Alonso, concentrado, quizá más que nunca, caminaba seguro hacia su objetivo: ganar. Cuando todo empezó a rodar, ya sabía que eso podía pasar, pero los triunfos fueron maquillando una situación que me extrañaba no se haya producido antes.

La carrera de Indianápolis tuvo el sabor de algunas de la primera época de Alonso en Renault, allá por el 2003 o 2004, ésa en la que las estrategias y algunos altercados sin sentido le hicieron perder podios merecidos. Este año, la verdad, pensaba que podía ser peor, y la considerable diferencia que ha hecho con respecto a Michael le va a dar tranquilidad por un tiempo. Pero sabe, porque piensa antes que los demás, que esos puntos, peleando contra alguien como el Kaiser, pueden no ser nada. Lo peor, sin embargo, es pelear contra los de casa. Pero eso será habitual. Ayer nos decía, mordiéndose los labios , que siempre ha corrido solo dentro del coche, sin esperar ayuda. Ha hecho bien, porque en la pista, en todo este año, se ha visto lo que puede hacer sin ella. Y suma más puntos que nadie.

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