Luces y sombras en el debut

Al lobo Woody sólo se le bajaron las orejas en dos ocasiones durante el partido ante el Athletic: al meter el gol en propia puerta y tras la expulsión. "¿Cuándo acabará mi mala suerte?", se oyó decir en voz baja tras el primero, pero con la capacidad de reacción de los que han estado en el infierno, se dispuso a jugar el encuentro como si acabara de empezar. Tras la expulsión, se fue dispuesto a recibir la bronca de la afición y la mirada callada de sus compañeros. En su lugar se encontró a los compañeros protestando y al público aplaudiéndole al salir del terreno de juego. "Esta afición es la leche", se le escapó al final. Así que recogiendo los bártulos se sintió feliz, frustrado, enfadado y orgulloso. Todo a la vez.

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