Ya le han entendido: un fondista

No sé si recuerdan cómo era el Beckham que jugaba con el Manchester, pero ya no hace falta que hagan un esfuerzo de memoria. Es justamente el que ahora juega en el Bernabéu. Luxa entendió pronto que con el equipo que tenía y, habida cuenta del lugar en el que se encuentra de momento el péndulo del fútbol, era mejor contar con mediocentros de los que Jorge Valdano llamaba 'exiliados': o sea Becks por la derecha y, de momento, Zidane por la izquierda. Aunque la segunda opción no le entusiasme, la primera la decide con los ojos cerrados. Beckham hace lo que se le pide y con matrícula: corre para defender y atacar, juega al primer toque (menos el slalom por el centro en la segunda parte el sábado, con taconazo incluido), centra con precisión, se desdobla, cubre a sus compañeros, se ofrece y, como en el Manchester, aparece en el área.

Es un fondista y parece hasta extraño que nadie lo hubiera entendido antes: hay que hacerle correr para sacarle partido. Beckham le está pagando a Luxemburgo el favor de recordarle su mejor versión al mostrar siempre que puede su total compromiso con el brasileño. Lo dijo recientemente a 'Skysports': no sólo que cada entrenador le pedía una cosa y que andaba loco, sino que Luxemburgo ha mejorado considerablemente el estado físico de la plantilla (le honra al jugador que no se haya sabido que con otros preparadores tenía que realizar sesiones físicas por las tardes y en secreto para no perder la forma) y que el brasileño tiene las ideas claras. Y muchas ideas, que no siempre es lo mismo. David Beckham pide, casi exige, que se quede Luxemburgo, porque cualquier nuevo canje en el banquillo lo sentirá como una afrenta personal.

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