El Liverpool no silenció la tragedia

La eliminatoria entre la Juventus y el Liverpool se ha convertido ya en la de las sorpresas. Casi nadie esperaba el resultado de la ida, un 2-1, pero lo más insólito ha sido la actitud de un grupo numeroso de aficionados italianos que dieron la espalda en Anfield (ver foto) a los intentos de reconciliar ambas aficiones tras el desastre de Heysel. Se acusa a los hooligans ingleses de la muerte de los 39 aficionados de la Juve, olvidándose que al final se aceptó que tuvieron tanta responsabilidad las autoridades policiales, políticas y futbolísticas. Fueron los hooligans quienes físicamente forzaron la situación, pero casi nunca las cosas son en blanco y negro: el estadio estaba obsoleto, la Policía no descifró los mensajes de alarma, y la desorganizada venta de entradas facilitó el desastre.

No es cierto que el Liverpool haya silenciado la tragedia (lleva años levantando puentes con la Juventus), pero los ultras juventinos no quisieron entrar en el espíritu de buena voluntad y perdón al que se entregaron los aficionados del Liverpool. Su presidente, David Moores, ha advertido que cantar en la ciudad o incluso sacar a lucir el rojo por las calles puede considerarse por los italianos como una falta de respeto y de incomprensión hacia los sentimientos de los aficionados de la Juve. Así que entre las dudas y los temores, el Liverpool ha dejado de vender unas 600 de las 3.600 entradas que le correspondían, algo insólito cuando el club inglés tiene una ocasión de oro de llegar a las semifinales de la Liga de Campeones en la que, por otro lado, está siendo una temporada escasa en fortuna y de transición.

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