Camino a la gloria de Primera División o un pasaporte al pozo de Segunda B. Así es LaLiga SmartBank, nueva denominación a la Segunda División que cumple esta temporada su 87ª edición. Es la antesala de la mejor Liga del mundo. Un sueño para los que aterrizan desde abajo este año, como Fuenlabrada (primera vez en la categoría), Racing (35), Ponferrada (7) o Mirandés (6), y un castigo para los que llegan desde arriba, como Girona (22), Huesca (8) y Rayo (36). Pocos clubes se conforman con ser de plata toda la vida. El objetivo, a corto o largo plazo, es que sea una estación de paso para alcanzar cotas más altas. Por eso se quedan jugadores como Stuani (Girona), Embarba (Rayo) o Gallar (Huesca) y arrastra a nipones como Kagawa (Zaragoza), Shisabaki (Deportivo) u Okazaki (Huesca). Pero para ver a este último, LaLiga debe autorizar aún su inscripción. Cada equipo debe gastar sólo lo que genera para evitar otro caso Reus y para que esos clubes, que aspiran a subir a Primera, aterricen saneados económicamente. Por eso Málaga y Las Palmas pasaron de la nobleza al pueblo llano sancionados durante el verano con no poder fichar, con el show de Al-Thani en el cierre de mercado para tristeza de los aficionados malacitanos. Si la Primera División tiene dos velocidades (Madrid, Barça, Atlético y luego el resto), en Segunda la ecuación económica no se traduce en resultados deportivos. El año pasado ninguno de los tres mejores presupuestos (Málaga, Las Palmas y Deportivo) consiguió ascender...
LaLiga SmartBank es un trampolín-escaparate para muchos jugadores y un nicho para ojeadores europeos. Por eso tiene más mérito que veteranos como Cifuentes (40 años), Nino (39), Rubén Castro (38), Momo (37) o Íñigo López (37) rindan en una liga tan competitiva como la Segunda. Más de una veintena de jugadores dieron el salto este año a Primera vía traspaso después de su paso por LaLiga 1|2|3 en la 2018-19: Edu Expósito y Quique González (del Deportivo al Eibar) Jorge Sáenz (del Tenerife al Valencia), Jony (del Málaga al Lazio), Biel (del Zaragoza al Copenhague), Manu Vallejo (del Cádiz al Valencia), Luis Rioja (del Almería al Alavés), Ricca (del Málaga al Brujas) Yan Brice (del Almería al Sevilla), Dani Martín (del Sporting Betis), Moi Gómez (del Sporting al Villarreal), Neyder (del Elche al Granada), Juan Muñoz (del Alcorcón al Leganés), Ruibal (del Majadahonda al Leganés) o Rosales (del Málaga al Leganés).
"Es la mejor Segunda División del mundo y mejor que muchas Primeras", subraya Paco Jémez, técnico del Rayo. Cada año hay más nivel, bien los saben los Primeras que utilizan esta categoría para que algunos de sus promesas hagan la mili, para que otros de sus jugadores disfruten de minutos que tanto reclaman o para que algunos de sus futbolistas suban su cotización: el Real Madrid tiene a Luca Zidane (Racing), Soro (Zaragoza) o Dani Giménez (Tenerife); el Villarreal a Raba (Huesca) o Franquesa (Villarreal); el Sevilla a Marc Gual (Girona); el Atlético a Héctor Hernández (Fuenlabrada); el Athletic a Nolaskoain (Deportivo), Íñigo Vicente (Mirandés) o López (Elche); el Valencia a Álex Blanco (Zaragoza); el Celta a Mazán (Tenerife); la Real Sociedad a Sola (Numancia), Guridi y Merquelanz (Mirandés); el Levante a Ivi López (Huesca) y Dwamena (Zaragoza); el Getafe a Harper (Alcorcón), Álvaro Jiménez (Albacete), Ignasi Miquel (Girona) o Miguel Rubio (Fuenlabrada); el Alavés a Diéguez (Alcorcón), Emanuel (Fuenlabrada) o Miérez (Tenerife); el Leganés a Ojeda (Albacete) y Koné (Deportivo); el Eibar a Olabe (Albacete), Nano (Cádiz) o Benito (Ponferradina); y el Valladolid a Moisés Delgado (Racing).
Y en los banquillos, como en el campo, otra batalla entre veteranos y noveles. Anquela (Deportivo) y Egea (Oviedo) son los más longevos con 61 años y José Alberto López (Sporting) y Andoni Iraola (Mirandés), los más jóvenes con 37 años. Todos se exponen al mismo fuego. Ser entrenador en Segunda es una profesión de alto riesgo. Sólo Cervera (Cádiz), (Pacheta) y Ramis (Albacete) empezaron la temporada pasada y repiten en la actual. Por eso el técnico del Cádiz es una rara avis en esta categoría porque suma ya su cuarta campaña en LaLiga SmartBank. La veteranía es un galón, pero no es sinónimo de garantía en esta categoría. Eso sí, los clubes fían su suerte al producto nacional. Sólo hay dos extranjeros entre los 22 técnicos, el argentino Sergio Egea (Oviedo) y el portugués Pedro Emanuel (Almería).
"Un añito en el Infierno" fue la campaña que lanzó el Atlético cuando descendió a Segunda División hace 19 años. Hoy en día ocupa el cuarto lugar en el ránking UEFA. Tutea a Madrid y Barça, pero sufrió las 'garras' de la categoría de plata. El añito en el Infierno fueron dos. Girona, Huesca y Rayo vuelven a Segunda División con la esperanza de que el periplo sea efímero. Todos los descendidos lo sueñan. Pocos lo hacen realidad. Y milagros como el del Mallorca (subir de Segunda B a Primera en apenas 13 meses) aparecen como el Cometa Halley (en el mejor de los casos cada 75 años). Pero así es el encanto del fútbol, que permite este año a un histórico como el Racing (44 temporadas en Primera) aferrarse a ese sueño nada más quitarse el traje de bronce. El tiempo luego coloca a cada uno en su sitio. El Zaragoza y el Elche inician ya su séptima temporada consecutiva anhelando hollar la cumbre de un ascenso; el Tenerife, la 10ª; el Numancia, la 11ª; el Albacete y el Cádiz, la 14ª; el Oviedo, la 20ª. La ilusión por regresar se traduce primero en presión ("con el equipazo que tenemos, subimos fijo"), luego en tortura ("este año tampoco, vaya drama") y al final acaba en ruleta rusa ("tenemos las mismas posibilidades de ascender que de descender"). Una tragedia para el aficionado.
Otros como el Málaga (11 ascensos y 11 descensos en su historia) o el Deportivo (11 y 10) tienen el cartel de equipo-ascensor. 'Yo-yo club' lo llaman en Inglaterra. Una etiqueta que no gusta portar, sobre todo, cuando tu máximo rival milita en Primera (veáse Celta de Vigo, por ejemplo). Otros como el Sporting afrontarán su tercera temporada seguida en LaLiga Smartbank peleando con el Oviedo, que el año pasado quedó por delante de los sportinguistas. Los derbis son igual de bonitos y apasionantes en esta categoría: siguen pareciendo de Primera.
Los estadios de LaLiga SmartBank albergan tienen poco que envidiar a los de LaLiga Santander en cuanto a colorido en las gradas. El promedio de asistencia durante la 2018-19 en La Romareda (20.432), El Molinón (18.505), La Rosaleda (16.704), El Sadar (14.803), Carlos Tartiere (13.401) o el Carranza (13.220) superó el de cinco equipos de Primera. Es lo que tiene la categoría de plata, una división plagada de históricos y en la que tres comunidades sobresalen por encima del resto por albergar tres conjuntos cada una de ellas: Andalucía (Málaga, Almería y Cádiz), Madrid (Rayo, Alcorcón y Fuenlabrada) y Castilla y León (Numancia, Ponferradina y Mirandés).
Desde el año de 2011, la Segunda División cuenta con un emocionante playoff de ascenso que genera un aliciente extra en el duro camino por subir a Primera División. Un invento que permite que la mayoría de equipos se jueguen algo en las últimas jornadas de competición. O están en la pelea por eludir el descenso o por alcanzar el playoff, que marca la sexta posición de la tabla. Osasuna y Granada subieron la campaña anterior por la vía directa y Málaga (3º), Albacete (4º), Mallorca (5º) y Deportivo (6º). Acabar en el tercer puesto es una ventaja, pero no una garantía de ascenso. Tres veces lo consiguieron los terceros, dos los cuartos, dos los quintos y otras dos los sextos en los nueve años que se implantó este sistema. Esa lucha por subir durante el playoff dejó este año una de las imágenes más increíbles en la historia del playoff, cuando la afición de la Rosaleda obligó a su portero inundado en lágrimas, Munir, a saltar de nuevo al campo para ovacionarle por su temporada y perdonarle su fallo en el gol que le marcó Bergantiños y eliminó al Málaga del playoff.
El sueño de los 22 clubes es ascender. Si es por la vía rápida, la de los dos primeros clasificados, mejor. Pero si no, el playoff se toma como un mal menor. Decía Valdano que el "fútbol son estados de ánimo" y la historia de este sistema de ascenso ha demostrado que la ventaja de acabar tercero es relativa. Que se lo pregunten al Málaga este año. Una primera derrota en un playoff convierte lo blanco en negro y viceversa. Los terceros ascienden el 33% de las veces y los cuartos, quintos y sextos el 22%, respectivamente. Algunos lo llaman suerte. Otros estados de ánimo. Y otros dicen que lo importante no son las cartas que te toquen (presupuesto) sino cómo jugarlas a la hora de la verdad. Ésa es la magia del playoff, de la Segunda en España y de la vida...
El VAR desembarca en Segunda. Una iniciativa pionera por parte de la RFEF, que fue la primera en anunciarlo, y a la que se ha sumado también la Bundesliga. La categorías de plata de España y Alemania serán las primeras en implantar esta herramienta cuyo objetivo principal es hacer el fútbol más justo. Aunque su llegada a Segunda es más tarde de lo previsto. La primera idea era haberlo utilizado en la promoción de ascenso a Primera el pasado mes de junio, pero por falta de formación arbitral y de adaptación de los estadios tuvo que retrasarse su inauguración.
Desde el Comité Técnico de Árbitros no existe ningún temor en la llegada del VAR a Segunda con tan solo una temporada de prueba en la primera categoría (en Alemania ya llevaban dos campañas lidiando con esta herramienta). Es más, aseguran que son los más preparados. Su puesta a punto comenzó en diciembre, cuando la Federación anunció su intención de implantarlo en LaLiga Smartbank. Desde entonces han empleado 27 horas para estudiar la teoría, 28 horas de práctica en un simulador, han pitado 140 partido offline (sin comunicación con el árbitro) y más de 100 life (comunicándose con el árbitro). Varios meses de preparación para que la Segunda División española esté a la altura de las grandes de Europa.