Tras el chasco que se llevó por no haber podido ascender, el Málaga se ha visto obligado a aterrizar en la realidad económica de la Segunda División. Severa reducción presupuestaria y drástico reajuste de su límite salarial. Una situación mal manejada por Abdullah Al Thani, propietario y presidente de un club al que dirige desde Qatar y a través del Twitter. Su constante y caprichoso bloqueo a todas las decisiones e iniciativas de sus ejecutivos ha puesto a la entidad en una situación comprometida y en el punto de mira de LaLiga, mucho más severa para evitar otro caso Reus.
Víctor Sánchez del Amo, que se mantiene como como entrenador, se ha visto obligado a trazar una pretemporada contando con gente de la cantera y con una previsión, a priori, sobre jugadores que podían quedarse o marcharse, en este último caso, debido a lo elevado de sus salarios.
Una sensación de zozobra e incertidumbre que no es ajena para la afición, cada vez más en desacuerdo con la peculiar manera que tiene el jeque de llevar el club. En este estado de cosas la palabra ‘ascenso’ ha dejado de ser innegociable. El Málaga se va a marcar objetivos más comedidos pero sin renunciar a nada. Al Thani es una rémora.
Su continuidad, una de las pocas alegrías. Víctor Sánchez del Amo, a diferencia de Juan Ramón Muñiz, ha caído de pie entre los aficionados. Su fútbol valiente sin descuidar la defensa y su valentía para sacar futbolistas de la cantera ha calado. La hinchada le adora. Su continuidad, una de las pocas buenas noticias en un verano convulso. Partidario del 4-3-3. Con Víctor, Ontiveros explotó como proyecto de crack. Su cuerpo técnico, sagrado.
En un año en el que Okazaki estaba llamado a ser la gran estrella en el proyecto con vista a Primera División, su inesperada marcha ha dejado vacante el puesto de referente. Tras un verano de inestabilidad administrativa y problemas internos, Adrián se ha erigido como uno de los líderes del vestuario y La Rosaleda le adora. Trabajador en el terreno de juego y fiel a 'su' Málaga, no duda en coger galones.
Ramón Enríquez ha sido una de las mayores alegrías de la pretemporada. Es un centrocampista de 18 años que tiene todo para triunfar. Poderío, calidad, desparpajo y generosidad. No se arruga jamás y sabe tomar las mejores decisiones en décimas de segundo. Puede tener muchos minutos con Víctor. Triunfará.
En un 4-3-3 sujeto a variación, Víctor trabaja sobre la base de una columna vertebral donde el portero Munir es indiscutible. Cifu por la derecha, y Juankar, por la izquierda serán los laterales titulares mientras que el centro de la defensa sería gobernada por Luis Hernández y Diego González sin descartar a Luis Muñoz y Lombán. Keidi Bare, correcaminos. En punta, jugará Sadiku.
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J.1El Sardinero
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J.2La Rosaleda
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J.3Montilivi