El mejor fútbol del mundo. En tiempos de incertidumbre, conviene echar mano de los clásicos. Decía el inabarcable Helenio Herrera que el fútbol italiano era el mejor del mundo de lunes a viernes. Solo de lunes a viernes. Y así era. Los ruidosos periódicos deportivos italianos contaban el día a día como si se acabara el mundo, con hiperbólicos titulares y abundancia de signos de exclamación, pero cuando rodaba el balón, los sábados y domingos, la cosa era distinta: catenaccio y pocos goles. Si repasamos los periódicos deportivos españoles este verano, el nuestro ha sido el mejor fútbol del mundo: el conflicto entre la Liga y la Federación por los horarios de los partidos, la bronca entre el Atlético y el Barça con la FIFA de por medio por los dineros del fichaje de Griezmann, los tormentos del ya-veremos-si viene-y-cuánto-cuesta del farandulero Neymar en Can Barça, la surrealista crisis en los despachos del Valencia, los coletazos de la operación Oikos de amaño de partidos... Sin embargo, el fútbol siempre acude al rescate con giros maravillosos. En la reciente final de la Supercopa de Europa se coló, en el último suspiro, un héroe inesperado. Adrián San Miguel, sevillano de 32 años, paró el penalti decisivo que dio el trofeo al Liverpool. Dos semanas antes, el portero estaba entrenando con un equipo de la regional andaluza a la espera de encontrar trabajo. Del paro a engrosar la galería de la fama de los reds. Todo ello sucedió al filo de la medianoche de un caluroso miércoles de agosto. La gloria no entiende de horarios.
João Félix, aroma de crac. De lo sucedido estos días en las canchas de medio mundo durante los partidos de pretemporada se destilan detalles esperanzadores: el inigualable aroma a crac de João Félix y la buena pinta de los fichajes del Atleti, el goloso trato con el balón de De Jong y la sonrisa de la delantera del Barça con Griezmann, el feliz retorno del Espanyol a Europa... La pretemporada del Madrid, la peor de los equipos de Primera, ha sido una continuación del penoso final de temporada y la confirmación de que al equipo le falta un plan sobre el que desempeñarse para no despeñarse. Por ahí quedan un par de destellos de Kubo y Rodrygo, con los que Zidane no parece contar para grandes hazañas, y un fogonazo en forma de gol de Hazard. Poca cosa. El Madrid tiene que decidir a qué quiere jugar. El balón comienza a rodar hoy con este Athletic-Barça de viernes, un día raro para un choque clásico siempre interesante. No importa. Demos el protagonismo, por fin, a quienes se lo merecen y donde se lo merecen. A los futbolistas y en la cancha, no en los despachos ni en las playas.
Neymar, ¿un exfutbolista? Volvamos con los clásicos. Decía otro sabio, Johan Cruyff, que el fútbol es un deporte de fallos; que lo que sucede sobre el campo es, en un porcentaje aplastante, una sucesión de errores. Y esto es así porque se juega con los pies. Como solía suceder con El Profeta, tras sus aparentemente simples reflexiones se escondían profundas verdades. A partir de esta reflexión comprendemos lo que nos sucede cuándo estamos ante un jugador distinto, único, especial, que no solo comete menos fallos que los demás, sino que además acierta de forma diferente, rompe lo establecido y encuentra caminos donde los demás solo ven niebla. De estos hay muy pocos. Neymar es uno de ellos. Sin embargo, algo malo sucede cuando no se recuerda la última crónica, vídeo o fotografía dedicada a alguna genialidad del brasileño sobre el césped. De sus problemas con la justicia, con sus novias, con el fisco o con la corte de aduladores que le rodea, vamos sobrados. Neymar está tocado por el Dios del fútbol. Y eso es mucho. Ahora tiene la oportunidad, si ficha por Barça o Madrid, de demostrarnos que no es un exfutbolista.
La pelea por el dichoso relato. Lo que sucede con Neymar es un buen ejemplo del desbordamiento que sufre el gran fútbol hoy. Un jugador por el que el PSG llegó a pagar 222 millones de euros decide que París no le colma. E inmediatamente, dos de las cinco mayores instituciones futbolísticas del mundo, Real Madrid y FC Barcelona, entran en combustión para ver la manera de cerrar un fichaje que, stricto sensu, difícilmente les encaja en lo futbolístico y mucho menos en lo financiero. Cada club, desde sus propios problemas y urgencias, tiene más miedo de que el crac brasileño acabe en el eterno rival que verdadera necesidad de contar con sus inigualables y carísimos servicios. La aldea global que es el fútbol empuja a Florentino Pérez y Josep Maria Bartomeu a lidiar con una operación excesiva en todos sus términos para gestionar ahora el relato futuro de lo que pueda pasar con Neymar si finalmente vuelve a España. Sucede igual con los fichajes de jóvenes y tiernos jugadores como el japonés Kubo. Los grandes clubes pagan cifras disparatadas por supuestos cracs que solo han demostrado buenas maneras para evitar que el futuro Messi explote en el club rival. Cuenta la leyenda que el editor y escritor Carlos Barral rechazó el original de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. De ser cierta la historia, nadie quiere ser el Carlos Barral del fútbol.
Qué fácil es hacerlo difícil. Decía también Cruyff que nada hay más difícil que jugar fácil. Nuestros dirigentes futbolísticos parecen empeñados en cumplir la máxima del holandés, pero al revés: nada hay más fácil que hacer las cosas difíciles. Los aficionados quieren ver fútbol, del mejor, en el estadio y por televisión (quienes lo ven desde el sofá de casa también son aficionados), y está dispuesto a pagar por ello. Son, por lo tanto, soberanos en sus decisiones. No deben ser utilizados para según qué discursos cuando interesan y despreciados cuando se revuelven. Si de verdad les importara el aficionado, los rectores del fútbol español dialogarían y pactarían lo mejor para una actividad de interés mundial de la que viven muchos. A los aficionados les importa bien poco quién gobierna la Liga o la Federación. Solo quieren que esas personas sean eficientes para hacer del torneo el mejor del mundo y con los mejores jugadores. Lo demás es ruido e intereses personales. Sin dinero no hay fútbol. La Liga debe ocuparse de buscarlo, y la Federación, de cuidar el jardín y protegerlo. A veces, da la sensación de que esta última está dispuesta a derribar el edificio con tal de quedarse el solar, y de que la primera encaja mal cualquier opinión contraria. Es un hecho que Javier Tebas ha llevado el torneo español a una dimensión impensable hace unos años, de lo que debería felicitarse Luis Rubiales. Sería un desastre que la incapacidad de entendimiento entre ambos –los tribunales deben ser el último recurso, no el primero—echara por tierra todo el trabajo hecho.
El papel de los medios. El lugar de los forofos es el estadio; en los despachos debe haber profesionales. Y ser profesional es también entender el papel de los medios. Los dirigentes de nuestro fútbol pretenden que la prensa participe de sus batallas y se posicione en cuestión de minutos sobre conflictos por ellos creados, que llevan años sin resolverse y que acaban dirimiéndose en los tribunales. Y, por supuesto, que ese posicionamiento sea a favor de las tesis de cada uno. Olvidan que el trabajo de la prensa es otro. AS trabaja en favor de la competición, de su limpieza, del espectáculo. El deseo de AS es hacer portadas con Messi, Neymar, Cristiano, João Félix, Mbappé, Pogba o Salah; narrar los mejores goles, los mejores partidos. Y para eso el futbol español necesita dinero, estabilidad, sostenibilidad e intereses y objetivos compartidos. El nombre de quien gobierne la federación o La Liga nos interesa lo justo. De quien luce en la espalda el 7 en el Madrid o el 10 en el Barça nos interesa todo.
Sí, Mr. Robinson, fue gol. Otro clásico, en este caso vivo y coleando, Michael Robinson, cuenta, en una de sus deliciosas anécdotas, que durante un partido de la máxima categoría inglesa, el Liverpool encajó un gol que el entonces delantero red consideró ilegal. Sin dudarlo se fue al colegiado. "No ha sido gol, árbitro, no ha sido gol", le increpó. El del silbato, muy educado y digno, le contestó: ¿No ha sido gol? ¿Seguro? Compre usted mañana los periódicos y leálos, ya verá como sí ha sido gol". En el circo descomunal que es el fútbol, cada uno juega su papel. Y todos son necesarios. El árbitro sanciona los goles, los medios informan de ello y los dirigentes se encargan de que haya estadios en condiciones, césped en buen estado, árbitros solventes, horarios sensatos y clubes saneados. Pero sin los futbolistas no hay goles; y sin goles no hay estadios, ni césped, ni árbitros, ni horarios, ni clubes. Cuando los dirigentes vayan a reclamar lo suyo, que piensen en la anécdota de Robinson y recuerden que el fútbol no es suyo. Y que de pertenecer a alguien sería de Adrián San Miguel, que paró un penalti histórico para el Liverpool en una noche de verano, y de quienes, una vez más, en la grada o en el sofá, se levantaron para celebrarlo o se llevaron las manos a la cabeza para lamentarlo.
Ya está aquí. Hace 17 años que LaLiga no empieza en el mes de septiembre, pero todos los veranos pronunciamos la misma frase: "Cada año el fútbol arranca antes". La vuelta a la competición pilla aún a muchos con las chanclas, el bañador o en la playa. Este año el despegue se produce en San Mamés: el viernes 16 de agosto con el Athletic-Barça. Lejos estamos de la Liga rusa, que inició su campeonato el 12 de julio, pero cada vez más parejos con la Premier, la Serie A o la Ligue 1, que comenzaron sus respectivas competiciones el pasado 9 de agosto. Hace casi 40 años esto era impensable. Como lo de jugar los viernes y los lunes. Esta última batalla es la que enfrentó a LaLiga y la Federación a siete días del pistoletazo inaugural. De momento, durante las tres primeras jornadas, decisión salomónica del juez: habrá fútbol los viernes, pero no los lunes. La industria futbolística es un negocio que alimenta el aficionado, que no pide Ebitdas sino fichajes y títulos. Se adelanta cada vez más el calendario y se explotan más días de la semana por la convivencia entre el fútbol de clubes y el de selecciones (este año tenemos Eurocopa del 12 de junio al 12 de julio). También por la necesidad de atraer más ingresos para que nuestros clubes sean más competitivos en España y en Europa. La final de la Champions, en Estambul, se celebrará el 30 de mayo. Una semana antes acabará lo que hoy empieza. Por eso en AS lanzamos este especial acoplado a los nuevos tiempos. Para que en la playa, en el trabajo, con el móvil, con el ipad o con el ordenador de mesa tenga toda la información de lo que deparará la 89ª edición de LaLiga.
Año II después de Cristiano para los madridistas. Ya no es Mariano quien luce el 7. Es Hazard. Para los culés la vida sigue igual. Con Messi hay paraíso, reforzado con Griezmann y clase oranje como De Jong. El reparto de las últimas diez ligas fueron siete para el Barça, dos para el Madrid y una para el Atlético. Casi hay que remontarse a tiempos de cuando la Liga empezaba en septiembre para encontrar a un equipo diferente a estos tres: Valencia (2004 y 2002) y Deportivo (2000). El fichaje más caro en España fue para "el equipo del pueblo", como diría Diego Pablo Simeone. El corazón tiene 'millones' que la razón no entiende. Joao Félix aterriza con algo más que una 'wild card' para luchar por ser el mejor jugador de la competición. Su traspaso supera el presupuesto de al menos 13 equipos de Primera División.
Pujar por el trono de LaLiga es cuestión de millones. Ya lo vivimos la temporada pasada. Los cuatro equipos que ocuparon la Champions fueron los cuatro con mayor presupuesto. Por eso el Getafe fue el equipo revelación. A pesar del presupuesto (14º) luchó hasta la última jornada por meterse en la máxima competición continental. Este año, por ejemplo, Athletic o Villarreal han reducido su inversión en fichajes precisamente por no clasificarse para Europa. Y por abajo se cumple el mismo denominador. Dos de los tres peores presupuestos acabaron en LaLiga SmartBank. Osasuna, Granada y Mallorca regresan este año a la máxima categoría. El destino de una docena de equipos en LaLiga depende de que la inversión de su estrella (que no llega ni a una décima parte de lo que cuesta Hazard) es que no salga rana. Lo saben bien los dirigentes de nuestros clubes y los aficionados cuando se ponen el traje de mánager jugando en Biwenger. Pasen y disfruten. Vuelve el fútbol.
Este especial sale a la luz con la posibilidad que en los próximos 18 días se produzca un movimiento de mercado que provocase la llegada o marcha de un crack inesperado y que pudiera desencadenar un efecto dominó. A veces no da tiempo ni reponerse de un fichaje rozando el 'deadline'. "Es un inconveniente. No es lo lógico. Lo normal es que cuando empiece la Liga, el mercado se pare", decía Ernesto Valverde en la previa del Athletic-Barça. En España los equipos se pueden reforzar hasta el 2 de septiembre. En Inglaterra, en cambio, se clausuró el pasado 8 de agosto. En Italia será dentro de tres días. Y en Alemania, Francia y Holanda, el 31 de agosto.
Tres de los cinco fichajes más caros del mercado veraniego han caído para LaLiga: Joao Felix (126M€), Griezmann (120) y Hazard (100). Detrás vienen Maguire (87), al United, y de Ligt (85), a la Juventus. Los 75 millones por De Jong sirven para entrar en el top ten, pero no los 60 de Jovic (12º). Por eso, a veces el mejor fichaje es evitar una salida al extranjero como han conseguido nuestros clubes manteniendo a Oblak, Oyarzabal, Iñaki Williams, Borja Iglesias, Marc Roca Brais Méndez, Canales, Banega, Portu, Djené o En Nesyri. También es un triunfo seguir disfrutando de clásicos como Parejo, Raúl García, Joaquín, Cazorla, Iago Aspas, Morales, Enrich, Manu García, Jorge Molina o Sergio Asenjo. O contemplar la evolución de futuras estrellas como Vinicius, Óscar Melendo, Bryan Gil, Diego Lainez, Chukwueze, Barrenetxea, Cucurella o Maxi Gómez. Y dar la bienvenida a algunos de nuestros ilustres emigrantes como Raúl Albiol, Soldado, Alberto Moreno, Lucas Pérez, Joselu, Adrián López o Sandro. Por todos estas razones LaLiga puede presumir de una limitada fuga de talento: Lucas Hernández (80M€ al Bayern), Rodri (70M€ al City), Ben Yedder (40M€ al Mónaco) Fornals (25M€ al West Ham), Pau López (23,5M€ al Roma), Sarabia (20M€ al PSG), De Tomás (20M€ al Benfica) o LoCelso (16M€ al Tottenham).
"El gol es lo que más se paga en el fútbol"
Sergio Ramos
Quedan días para el cierre de mercado, pero cada vez es más difícil que las grandes operaciones acontezcan bajo la bocina del cierre de mercado. Raro sería que Florentino acometiera un fichaje en el último día como el de Modric (2014), Bale (2013), Sergio Ramos (2005) o Ronaldo (2004). "El fichaje de Hazard es una labor de años", destacó el presidente en su presentación. La llegada de Mbappé tendrá que seguir esperando, al menos, hasta el verano de 2020. La de Pogba parece que también por más que lo pida Zidane. Por eso Neymar ha sido uno de los nombres del verano. Al Madrid no le disguta, pero no quiere arriesgar el sueño de Mbappé. Y al Barça no le vale con Griezmann para coronar el nuevo proyecto de Valverde. Su marcha en 2017 provocó la actual inflación de precios que vive el mercado. Los 222 millones de cláusula del brasileño se invirtieron en Coutinho (145) y Dembélé (125). Para que el brasileño vuelva al Camp Nou, los azulgrana necesitan vender a uno de esos dos futbolistas.
El gasto en el mercado de fichajes muestra esa Liga a dos velocidades. El Atlético es el tercer club que más ha invertido, con 243,5 millones de euros, por detrás de Barça (255) y Real Madrid (305). Pero si los rojiblancos cierran lo de Rodrigo (debilitando así a su más inmediato perseguidor, el Valencia), ocuparían la pole position. Este triunvirato sostiene el músculo financiero de LaLiga en fichajes (1.266M€), que supera al gasto de la Serie A (1.075M€), Bundesliga (678M€), Ligue 1 (434M€) y Liga NOS (137M€), pero que sigue teniendo por delante a la Premier (1.549M€). Muy por detrás aparecen el Sevilla (124), Betis (88) y Valencia (63). "El gol es lo que más se paga en el fútbol", sostiene Sergio Ramos. Pero a veces ni con esas los equipos más modestos se salvan del sufrimiento. Aspas fue el máximo goleador español el curso pasado y el cuarto del campeonato (20 goles) y el Celta sufrió para mantenerse en Primera. Y Stuani acabó con 19 dianas con el Girona, pero acabó en Segunda.
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J.3San Mamés
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J.7W. Metropolitano
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J.10Camp Nou
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J.13Benito Villamarín
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J.15W. Metropolitano
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J.19RCDE Stadium
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J.21Reale Seguros Stadium
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J.22Santiago Bernabeu
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J.26Santiago Bernabéu
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J.28Sánchez Pizjuán
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J.33Camp Nou
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J.35Camp Nou
Cada vez se empieza antes y cada vez el calendario aparece más comprimido. Este año por primera vez en la historia la Supercopa de España se jugará en invierno, entre el 8 y el 12 de enero en el extranjero. El verano se ha quedado sin fechas y más si cabe con una Eurocopa asomando a final de temporada. LaLiga despega sin que se hayan celebrado torneos míticos de verano como el Trofeo Bernabéu o el Joan Gamper. Algunos equipos como el Espanyol abren el curso oficial con sólo dos amistosos porque desde el 25 de julio compiten en la previa de la Europa League. LaLiga se pone en marcha hoy hasta el 24 de mayo. 283 días de competición oficial. Por primera vez conocemos la fecha de la final de Copa en España (18 de abril) antes de que arranque el curso, pero no su sede, que se celebrará por sorteo a diferencia de otros países donde ya tienen día y estadio asignado: Francia (25 de abril), Italia (13 de mayo), Alemania e Inglaterra (23 de mayo).
En 1981 LaLiga arrancó un sábado 19 de septiembre con un único partido, un Atlético-Athletic. Al día siguiente, en horario unificado (17:00 horas), el resto de la jornada de una competición que acabó ganando la Real Sociedad. Casi 40 años después parece que estuviéramos recordando la prehistoria. Otros tiempos y costumbres diferentes. Por segunda vez en la historia de LaLiga tendremos un calendario asimétrico con numerosos condicionantes para darle más emoción al campeonato y que no se llegue al final con todo decidido. La pelea entre la Federación y LaLiga sigue abierta por los partidos de los lunes, de momento suspendidos y por los que los clubes anuncian pérdidas millonarias en sus contratos de televisión. Y el siguiente campo de batalla será el famoso partido en Estados Unidos…
Los Clásicos se celebrarán el 27 de octubre (Camp Nou) y el 1 de marzo (Bernabéu). Y en la última jornada de Liga aparece un atractivo Sevilla-Valencia que podría definir algo más que un puesto en la Champions. Interesante también para el aficionado es cómo cuadrar su Semana Santa. Ojo al dato. Este año cae del 5 de abril (jornada 30) al 12 (jornada 31) y entre medias se disputará la ida de los cuartos de final de la Champions League, donde esperemos que todavía sigan Barcelona, Atlético, Real Madrid y Valencia. Y un poco más adelante, justo antes de la ida de las semifinales de la Champions (28 ó 29 de abril), aparece un Barcelona-Atlético, correspondiente a la jornada 33 (26 de abril).
El Barça se proclamó campeón en las dos últimas ediciones el 28 y 30 de abril, respectivamente. En ese mes se han producido 34 alirones en la historia de la competición (38% de las veces). Mayo ha acogido 47 celebraciones del título (52%) y junio se dieron ocho alirones (8%). El sueño de todo aficionado es que LaLiga se pudiera decidir en una última jornada. Sólo en 36 de 89 campeonatos ha sucedido (40%). La última vez fue con el título del Atlético en 2014, el 17 de mayo con el gol de Godín en el Camp Nou.
La diversidad de estilos es una de las principales riquezas de LaLiga. Toda filosofía futbolística tiene cabida en la competición. La estrategia de desgaste del Getafe de Bordalás o el Mallorca de Vicente Moreno, la presión singular del Eibar de Mendilibar, las transiciones del Levante de Paco López o la búsqueda de mayor eficacia por Rubi en el juego de posesión del Betis representan algunas de las tendencias más señaladas. Se imponen la valía y los conceptos de los entrenadores españoles, con la presencia casi testimonial de técnicos extranjeros –Zidane en el Madrid, Simeone en el Atlético y Pellegrino en el Leganés- y la estabilidad como tónica dominante –sólo cuatro banquillos han cambiado de inquilino este verano-. La temporada anuncia la evolución táctica de los clubes llamados a ocupar la zona noble de la clasificación.
La reconstrucción de Zidane
El año en blanco del Madrid le obliga a renovarse. Aunque en el principio de su tormentosa pretemporada mantuvo cierto aire inmovilista, los dos últimos amistosos ante el Red Bull Salzburgo y Roma indicaron el inicio de una revolución que parecía que nunca llegaría. Zidane se decidió por un inusual 1-3-5-2, pero quedó demostrado que este esquema tampoco camufla los problemas recurrentes de su equipo y en el descanso del Olímpico rectificó para poner un 1-4-4-2. Ahora alterna el 1-4-3-3, el 1-4-2-3-1 o el 1-4-4-2. Sobre el dibujo prevalece la idea. La vigencia ofensiva de los laterales o carrileros, la creatividad –menguante- de Modric y Kroos en la medular, la aceleración al contraataque y la conexión entre Hazard y Benzema asoman ahora como sus principales argumentos en fase de posesión.
La estructura defensiva soporta todavía más incertidumbres. La descompensación después de pérdida, el errático repliegue y las dudosas continuaciones defensivas de los jugadores de ataque suponen el mayor desafío para Zidane. Casemiro no puede soportar toda la disposición. Para este Madrid es casi más importante lo que haga sin el balón que con él.
El encaje de Griezmann
Campeón con Valverde en las dos últimas Ligas, la principal inquietud táctica en el Barcelona reside en el papel de Griezmann. El 1-4-3-3 habitual que viene utilizando puede mutar en un 1-4-3-1-2 para favorecer las virtudes interiores del jugador galo y ajustar su posición por delante de Messi y cerca de Luis Suárez, aunque Valverde siempre puede apostar por acoplar a Griezmann como extremo izquierdo como actuaba en sus inicios con la Real Sociedad. También se puede alinear en paralelo al argentino en un 1-4-3-2-1. La llegada de Frenkie De Jong refuerza la personalidad futbolística de un Barcelona dominador con la pelota y cada vez más incisivo en los contraataques.
En fase defensiva, el Barcelona se recogerá en un 1-4-4-2, abogará por la presión adelantada y pretenderá minimizar sus disfunciones entre líneas. El equilibrio de Busquets, la anticipación de Piqué y el balance de Semedo y Jordi Alba serán síntomas trascendentales para el buen funcionamiento del equipo de Valverde. Ter Stegen siempre no puede con todo...
La transición de Simeone
Se percibe el nacimiento de una nueva época en el Atlético de Madrid. El adiós de viejos pesos pesados y el avance de la pretemporada auguran una vocación más atacante y de mayor control de la posesión, sin perder su apego a la verticalidad. Simeone no parece que renuncie a su característico 1-4-4-2, pero le ha dado un toque más ofensivo apoyándose incluso el rombo en alguna fase de los partidos. La ubicación de Joao Félix en la banda, el símbolo de la ilusión, junto a la alineación de Lemar (o Vitolo) en el otro costado y un doble nueve formado por Morata y Diego Costa escenifican esta nueva realidad. Simeone también puede optar por un sistema más conservador con Koke, Herrera, Llorente y Saúl en el centro del campo. El trabajo específico con el 1-4-3-3 que ha realizado en los entrenamientos de este verano se añade como otra posibilidad no descartable.
La línea de atrás es la que está más sujeta a los movimientos. El proceso de concienciación defensiva de Trippier y Lodi, laterales más lúcidos en campo rival que en el propio, y la jerarquía de los centrales que siguen –Giménez y Savic- y los que vienen –Felipe y Mario Hermoso- deberán sostener el área de Oblak, aunque el espíritu colectivo que inculca Simeone a sus futbolistas perdura como el principal aval rojiblanco. El Atlético mezclará momentos de presión alta con su tradicional repliegue en bloque medio-bajo.
El clásico 1-4-4-2 de Marcelino
Solucionado el conato de incendio en el escalafón jerárquico del club, el Valencia apela a los patrones que le han diferenciado desde la incorporación como técnico de Marcelino. Fiel a su clásico 1-4-4-2, será un equipo dirigido por la batuta de Parejo y peligrosísimo por el poderío de sus bandas y su comprobada capacidad en las jugadas a campo abierto con futbolistas como Soler, Guedes, Rodrigo o Gameiro. La aparición de Maxi Gómez en el área engorda los recursos ofensivos.
El Valencia de Marcelino se distingue por su firmeza defensiva, con un sistema de ayudas perfectamente trabajado y escasas fisuras entre líneas. En las dos temporadas anteriores ha sido el segundo equipo menos goleado por detrás del Atlético. Coquelin y Kondogbia, juegue quien juegue, afianzan la medular y los centrales destacan por su seguridad aérea. Un rival siempre de altura.
La fórmula de Monchi y Lopetegui
El bacheado curso del Sevilla derivó en el regreso de Monchi y en la contratación de Lopetegui como entrenador. El técnico vasco ha insistido en varias premisas básicas durante este verano: el fútbol asociativo, el uso de laterales largos y la llegada masiva de jugadores a zona de finalización. Su propuesta se desarrolla a partir del 1-4-3-3, aunque Lopetegui no se aferra únicamente a esta estructura y también se ha apoyado en el 1-4-4-2, el 1-4-1-4-1 y el 1-4-2-3-1 en los encuentros veraniegos. Gudelj, Jordán y Óliver Torres ofrecen alternativas diferentes en el medio campo y De Jong es un perfil más rematador en los metros finales. Banega conserva sus galones.
La presión tras pérdida será uno de los elementos diferenciales de este Sevilla. Lopetegui exige la activación rápida para la recuperación del balón y el balance ordenado en caso de que ese primer empuje no tenga efecto para acabar con la inconsistencia defensiva que tantos trastornos le causó durante la temporada pasada. La inteligencia posicional del veterano Fernando ayudará en este propósito.
Antes de abordar el inicio de Laliga que hoy echa a andar, la actualidad. ¿Podemos hacer ya planes los lunes más allá del fútbol o no renuncia a que haya Liga ese día?
Las grandes ligas juegan los lunes, entre ellas la Premier. No podemos renunciar. Perderíamos mucha competitividad. El lunes por la noche es el día de la semana que más personas, y por lo tanto más aficionados, están viendo la televisión.
¿Cómo ve a su Madrid?
Haciéndose. No es fácil. Hay muchos cambios. Siempre hay que tener paciencia.
Como usted piensa mucho en la industria del fútbol... ¿Qué le vendría mejor a LaLiga: que venga Pogba, que no se vayan Bale o James o que tenga protagonismo Kubo?
Que venga Pogba y no se vaya nadie. Eso sería lo mejor. Pero lo importante es la competición de 20 clubes todos los fines de semana y con 10 meses al año que la hace ser la mejor Liga del mundo.
Vayamos al Barça. Neymar parece que está más cerca de volver al Camp Nou. ¿Le alegra o sigue sin gustarle?
Me alegra, siempre que su comportamiento sea el adecuado. Neymar es uno de los mejores jugadores del mundo.
El Atlético también se ha rascado el bolsillo. ¿Podemos dejar ya de verlo como el equipo del pueblo?
Yo nunca lo he considerado así. Es uno de los grandes clubes de España y del mundo.
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El VAR ha llegado al fútbol para quedarse y busca afianzarse en su segunda temporada en LaLiga Santander. Lo tendrá que hacer con un cambio notable: esta campaña será Hawk-Eye, y no Mediapro como hasta ahora, el nuevo proveedor de esta tecnología para todas las competiciones españolas. Es la misma empresa que se encarga del VAR en las competiciones FIFA, UEFA y algunas de las grandes ligas europeas. Además, esta herramienta también desembarcará esta temporada en LaLiga 1|2|3. España, junto a la Bundesliga 2, será pionera en implantarlo en una segunda división.
El videoarbitraje chequeó el pasado campeonato 4.293 jugadas (12 por partido) en los 380 encuentros disputados, interviniendo en 121 acciones (una cada 3,14 choques). De ellas, 114 fueron correcciones a los árbitros y en siete los colegiados mantuvieron su decisión. Esta cifra de 121 irrupciones deja un VAR más intervencionista en LaLiga que en el pasado Mundial (una cada 3,20 partidos), aunque el de la Champions tiene una media de actuación más baja: una cada 2,14 partidos.
Son reseñables los efectos que ha tenido esta tecnología en el desarrollo del juego. El error arbitral en acciones dentro del área se ha reducido un 5,42%, en fueras de juego un 1,08% y ha tenido una incidencia de 9,5% en los goles. Además, el VAR ha contribuido a que las simulaciones se reduzcan notablemente (68%), al igual que las protestas: se pasaron de 266 en la 17-18 a las 220 de la 18-19 (una reducción del 17,3%).
Entre los cuatro supuestos en los que puede intervenir el VAR, las 121 intervenciones del VAR se repartieron de la siguiente forma: 60 fueron relacionadas con goles, 49 en penaltis, en nueve ocasiones se avisó al trencilla de una posible acción de tarjeta roja (en dos de ellas el árbitro sólo mostró amarilla) y 3 errores de identidad. Además, fueron más los avisos desde el VAR al colegiado para recomendar que fuese a revisar el monitor a pie de campo: acudió 66 veces por las 55 que fueron de jugadas geográficas (que no se precisa acudir a la pantalla al ser un hecho factual).