Xavi sólo pudo sacar la lengua una hora
Un plan perfecto... Xavi sólo le pudo sacar la lengua a Ancelotti durante una hora en el Clásico. El Barça estuvo muy bien en el prepartido, con una guerra psicológica de otra época. Quién jugará, quién no, qué dibujo será, qué sistema no..., con Lewandowski, Raphinha y Koundé en la convocatoria in extremis. Además, empezó de manera primorosa, con el once y el planteamiento que requería el partido; y el 1-0 de Gündogan, que firmó una primera parte espectacular escoltado por la brigada andaluza. Gavi y Fermín se merendaron a Kroos y Tchouameni. Con Valverde empujado hacia su área por la posición de Balde; y Carvajal persiguiendo por todos lados a João Félix, al Madrid sólo le cupo colocarse el traje de supervivencia. Y en esas cuestiones, pocos como el Madrid.
Jude. Pero no es tan fácil burlar a Ancelotti. El italiano descubrió el farol del Barça en la segunda parte y un Clásico puede hacerse larguísimo. El remate al palo de Iñigo fue el canto de cisne de un equipo que empezó a caerse a peso y que no tenía fondo de armario porque futbolistas como Lewandowski no estaban para jugar. El centro del campo perdió frescura, Balde no tiene el vuelo de la temporada pasada; y Xavi, que prácticamente hizo los cambios forzado por las circunstancias, vio cómo su Barça empezaba a perder metros peligrosamente. Así, hasta que el reloj del Clásico llegó a Bellingham, capaz de superar cada semana las expectativas que se generan sobre él. Sant Jude se hizo el amo de la montaña mágica para felicidad del madridismo. En el 1-1, metió para dentro de su portería a Ter Stegen, que ha vuelto a bajar un escalón y no se desplazó lateralmente como enseñan en las academias. Su vuelo a mano cambiada fue un error técnico que se añadió a su mala interpretación del remate del inglés. Como el año pasado, cuando sólo el VAR salvó a los azulgrana en la recordada jugada de Asensio, el partido se volcó del lado del Madrid, pero esta vez no estaba el talismán Kessié. Bellingham volvió a intuir, como sólo los privilegiados saben, la acción del 1-2. El primer Clásico de Montjuïc fue blanco y deja tocado al Barça, que echó de menos cierto instinto asesino en la primera parte; y que luego ya no tenía todas las cartas para jugar. A Xavi le toca levantar a su equipo y esperar a la revancha (tal vez en la Supercopa de Arabia), aunque esta no sea una de esas derrotas que matan. Peor le supo el golpe del año pasado, fuera de la Champions en octubre. Ancelotti, mientras, seguirá poniendo sus huevos en la cesta de ese prodigio que parece Bellingham. Mientras vaya así, mejor no tentar la suerte.
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