Vinicius, en el ojo del huracán

La noche del pasado jueves, Pedro Bravo, destacado agente de futbolistas y tertuliano de El Chiringuito, se sumó al coro de críticos con los bailes de Vinicius y terminó con un desafortunadísimo “no hagas el mono”, que trasladó de golpe el debate al tenebroso espacio del racismo. Como tal se tomó en Brasil y salieron a relucir tuits o declaraciones de gente tan notable como Neymar, Romario, Raphinha o el mismísimo Pelé en defensa del jugador y sus bailes. Avanzado el viernes, el Madrid hizo su propia nota. Pedro Bravo quiso aclarar luego que utilizó la expresión al modo de “no hagas el tonto”, sin una intención de fondo racista. Pero…

La bola había echado a rodar y el domingo un sector, minoritario pero nada mínimo, de la afición atlética llegó al campo al coro de “eres un mono, Vinicius eres un mono…” de cuya intención ya nadie puede dudar. El Atlético emitió con buenos reflejos un tuit con el que por fortuna evitó que el grito se repitiera durante el partido, donde ‘sólo’ tuvo que escuchar “¡Vinicius, muérete!”. El episodio insiste en la necesidad siempre aplazada del Atlético de quitarse de encima a esa gentuza como ya hizo Laporta en su primera llegada y copió Florentino cuando se le revolvieron tras echar a Mourinho. El Atlético tolera esa lacra y cada poco tiene un sofoco.

Vinicius, por su parte, jugó peor que otros días. Sólo coronó una gran escapada, la que acabó en el gol de Valverde, le hicieron dos faltas por seis que hizo él y aceptó con alegría que Rodrygo le sacara a bailar con el primer gol. Por supuesto que el problema son los energúmenos y hay cosas que no se pueden equiparar, pero me quedé pensando si hacía falta eso. Vinicius no puede evitar su estilo de juego y hace bien en intentar escaparse de tres con una ‘lambretta’, pero sí puede evitar aspectos prescindibles de su puesta en escena que siembran irritación, entre ellos el baile, pero no sólo eso. Unas cosas con otras, creo que le quita más de lo que le da.

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