Vini, ¿qué te han hecho?

No podemos definir ni siquiera como correcto el partido de Vinicius el sábado en el Bernabéu. No podemos relamernos con dos o tres destellos, aunque sea ya mucho más de lo que enseñó desde principio de temporada. No podemos aceptar, porque sería de mediocres, que el brasileño sea un jugador menor de la plantilla del Madrid. Por respeto a su talento y a su historial en este club y en su selección, tenemos la obligación de ser exigente con él. Sería un insulto dejar a Vini instalarse en un No man’s land (’Tierra de nadie’) y aplaudirle de vez en cuando por una pequeña hazaña. Con un futbolista de este calibre, la hazaña tiene que ser el pan de cada día, de cada encuentro en este caso. Dice el refrán español ‘quien tuvo, retuvo’ y me niego a pensar que eso no sea aplicable al chaval que tanto nos maravilló hasta hace, más o menos, un año.

Como tantos madridistas le pregunto: Vini, ¿qué te han hecho? Ya no sonríes sobre el césped. Incluso, y me parece mucho peor, ya no te enfadas tanto con los rivales y con el árbitro. Además, diriges tu ira hacia tu propio entrenador. Espero que la única razón de tu estado sea la decepción gigantesca que te llevaste por el Balón de Oro. Que te dejaste llevar por un bajón depresivo. Pero tengo una buena noticia: desde anoche, se ha cumplido el ciclo de un año del Balón de Oro. Desde hoy, brilla un nuevo día.

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