Valverde cambió la extraña noche de Glasgow

Ninguna de las cosas felices que ocurrieron para el Madrid en el Celtic Park habrían sucedido sin Fede Valverde. Ni el aplauso de la afición escocesa tras ser sustituido Modric, que marcó en su partido 100 en la Champions con el Madrid. Ni el gol de Hazard, por fin, jugando como falso nueve tras la lesión de Benzema. Ni siquiera el gol de Vinicius, al que el uruguayo dio la asistencia para repetir el tanto que ambos marcaron el París. Sin la explosividad y fuerza del Pajarito, sin su energía, que resultó vital para romper un partido que estaba muy cuesta arriba, nada de esto habría pasado...

Sólo tiene 24 añitos y esta temporada Valverde está confirmando que su despegue en la élite del fútbol ya es definitivo. Es la pieza definitiva que ha encontrado Ancelotti para completar el puzle, el jugador bisagra ideal para unir el ataque y el centro del campo. Valverde vuela cada vez más alto.

Su explosión ha llegado en el momento perfecto para el Real Madrid, cuando Modric y Kroos agotan ya sus últimos esfuerzos tras unas carreras que fueron tan brillantes que marcaron una época en la entidad y en el propio fútbol. Pero ahora llegan nuevos tiempos en la media blanca. Son los de Camavinga, Tchouameni y claro, también, los de Fede Valverde.

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