Un muro puede más que Haaland y Bellingham
El Borussia Dortmund lleva siendo una moneda al aire durante toda la temporada y esta vez cayó cara. Eso sí, lo que ocurrió en el Signal Iduna Park se pudo ver venir. Había muchos factores que invitaban al optimismo. El escenario. La afición. Y un equipo que, por tantas veces que haya fallado a lo largo de esta temporada, lo tiene todo para plantarle cara a los grandes del continente. Cabe recordar que el BVB, hace tan solo dos años, solía disputar este tipo de partidos con un once en el que figuraban un tal Erling Haaland y un chaval llamado Jude Bellingham. Ambos se fueron. Pero el Borussia no llora las marchas. De hecho nunca lo hizo.
Lo único de lo que sabe, quizá el que más en Alemania, es de reinventarse y volver a reinventarse. Y lo hace desde una base sólida que es la masa social que mueve este equipo y que le sostuvo en sus momentos más complicados. Amor puro. Así lo dicta el lema de un club que, independientemente de la calidad de los jugadores que estén sobre el terreno de juego, siempre sabe que sus rivales jugarán contra uno más en la cuenca del Ruhr. Y así volvió a ser frente al cuadro colchonero. Empezaron a sobrevolar los fantasmas en el Signal Iduna cuando Correa anotó el empate. Pero el Muro Amarillo sabe de esto. Se levantó. Rugió más fuerte que nunca. Como aquella noche ante el Málaga. Como esa tarde de póker de Lewy. Y no va a parar. Hasta Wembley, si hace falta.
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