Real Valladolid

Un año que se ha hecho muy largo...

Lo mejor del 2025 es que se termina ya. Que no ha podido ser más dañino para el Real Valladolid.

PRG PHOTOGENIC
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Cerramos el maldito 2025 desde el punto de vista del Real Valladolid. Todo lo que podía salir mal, salió peor. Desde la salida de Cocca a la llegada de Álvaro Rubio, la disputa televisada de Luis Pérez con Latasa, los siete goles de San Mamés, el descenso en Sevilla, la despedida en Leganés, la impresentable marcha a la francesa de Ronaldo tras su nefasta gestión final, la espantada de Almada camino de Oviedo y la guinda final del partidito de Eibar con Sisi a la cabeza. No me negarán que el año es para enmarcar.

Y luego hay cosas que, de momento, no podemos calificar por el breve tiempo que ha pasado. La llegada de la nueva propiedad mexicana, que ha ilusionado pero que deberá demostrar con hechos sus buenas intenciones, la de Orta, de momento sin unos grandes resultados, la sorpresiva de Tevenet, al que deseamos lo mejor pero que no deja de ser una gran incógnita. Y la presente temporada que acaba el año con el Real Valladolid más cerca del descenso a Primera RFEF que de los puestos de playoff. Un 2025 que ha desgastado mucho a la afición. Una afición que ha aguantado de todo y que ha resistido de manera fiel aunque con un descenso evidente de afluencia a Zorrilla en los últimos partidos.

Doce meses que no han dejado alegrías. Ni siquiera en Copa donde se fracasó inesperadamente ante el Portugalete. Se vendió todo lo vendible, Moro, Kike, Juma Bah, Lucas Rosa… y a pesar de ello Solares anunció una deuda neta de 35 millones. Es que no hay una buena noticia.

Por eso lo mejor del 2025 es que se termina ya. Que no puede ser más dañino. Y comienza el 2026 con nuevo entrenador, Tevenet, que ojalá sirva de revulsivo. Con Erlien, el noruego que llega para ayudar a la delantera. Y con los que llegarán. Termina el nefasto 2025 pero comienza el peligroso e ilusionante, a la vez, 2026. En el que deseamos que el nuevo entrenador funciona, lleguen las victorias, se acierte con los fichajes, se enderece el rumbo y las cosas vuelvan a cambiar. Porque es necesario.

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Más pasos hacia atrás pueden ser letales y crearían una desafección entre la afición y el club. Es la hora de cambiar de año y de empezar a acertar. Cuando suenen este miércoles por la noche las doce campanadas, entre las muchas cosas buenas que todos vamos a pedir al nuevo año a nivel personal, es necesario que incluyamos al Real Valladolid, hay que hacer fuerza entre todos. No como la cosa más importante pero sí como una de las que queremos que revierta su situación y vuelva a despegar. El fútbol, sin ser algo vital, sí mide muchas veces el estado de ánimo de una ciudad y desde su faceta de símbolo vallisoletano que es, ojalá pueda en este nuevo año darnos esas satisfacciones y alegrías que nos puede llegar a dar. Y saben de lo que hablo. Ojalá sea así. Feliz 2026 para todos y en especial para el Real Valladolid.

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