Tchouameni no es Dios

Debe de ser muy difícil cuando se espera que seas una solución permanente. Cuando el equipo necesita trabajo en el medio, Tchouameni; cuando no tenemos un central, Aurélien; y ahora que no tenemos director de juego, que lo intente… también Tchouameni. ¿Pero esto qué es? Un jugador bueno, que llegó para aprender y convertirse en un gran medio centro defensivo, se está viendo obligado a hacer funciones que nunca imaginó le iban a tocar. En el actual panorama le toca sacar la pelota, elegir el primer pase, decidir si hay que cambiar el juego, parar, acelerar y, encima, defender.

Tchouameni no es Dios. Es un gran jugador, con un tremendo futuro, pero complementario. No puede asumir la responsabilidad de hacer fluir el juego, no puede imaginar jugadas que abran las defensas cerradas, en definitiva, no puede hacer de Kroos. Ancelotti tiene la responsabilidad de que este chaval de veinticuatro años siga evolucionando o se convierta en un experimento frustrado porque, por mucho que el equipo tenga más delanteros estrella, hay que encontrar una manera de engarzar el juego, dominar el tiempo, encontrar espacios. Y eso no pasa por Tchouameni.

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