Realmente, el Real Madrid no ha completado un partido brillante en lo que va de temporada. Algo no carbura bien.
El chaval se ha desenvuelto con descaro, demostrando que tiene olfato de gol, un gatillo rápido y un cañón en la pierna izquierda que no se ve todos los días.
Las lesiones, el apretado calendario y la llegada de la nueva Champions no dejan demasiado tiempo para pruebas y empieza a ser urgente dar con el esquema ideal.
Pensar que Kylian se iba a pasear por los campos de España era una quimera, porque nuestra Liga es mucho mejor y más competida que la francesa.
Es un gran jugador, con un tremendo futuro, pero complementario. No puede asumir la responsabilidad de hacer fluir el juego. En definitiva, no puede hacer de Kroos.
No solo se trata de correr, ni mucho menos, se trata de encontrar la mejor manera de jugar con esta plantilla.
En esta pretemporada el turco está aprovechando las oportunidades que tiene de lucirse y se ha puesto bajo los focos.
Habrá que ver si en un mes el inglés ha recuperado toda la energía y, sobre todo, si el esfuerzo realizado con el hombro tocado no le pasa factura.
La madurez del uruguayo se ha visto indispensable para Bielsa y el Real Madrid ya está a su espera para hacerse cargo del centro del campo.
Cuando la decisión de Nacho se oficialice, pondrá en marcha otra estrategia, la elección del cuarto central de la plantilla. Urge un joven con futuro.
Su adaptación al puesto de delantero centro en el Real Madrid no parece fácil.
La tozuda realidad del fútbol impuso una verdad irrefutable: Mbappé necesitaba al Real Madrid mucho más que el equipo blanco a Kylian.
Sin repartir lecciones de fútbol, los de Ancelotti se han ganado el favoritismo por su resistencia.
Las imágenes de sufrimiento que muestra el documental sobre la vuelta del número uno que ha producido Wakai evidencian la determinación del belga para volver a ocupar su trono.
La historia más reciente ha vuelto a demostrar que en el Madrid la marcha de los veteranos es lo normal y lo conveniente.
El caso es que pasan los años y el Madrid sigue ahí, en el trono, ganando Champions y sometiendo a todos a un dominio omnímodo.
Ni el mismo Jude, ni su familia, ni el club, ni los aficionados podían pensar que el primer año del inglés iba a ser, al mismo tiempo, el de su consolidación.
Cuando el Bayern remontó marcando dos goles en cinco minutos, llevado en volandas por su público, a cualquier equipo le habrían temblado las piernas y se hubiera dejado ir por el sumidero.
Nadie diría que Bellingham tiene solo veinte años y que apenas lleva diez meses en el Real Madrid.
El partido de Mánchester pasa a engrosar el libro de las actuaciones legendarios del Real Madrid, que sale de situaciones imposibles para los demás.
Abre un panorama de incertidumbre de cara a la próxima temporada: si finalmente viene Kylian Mbappé, ¿quién jugará en la izquierda?
El Madrid salió al campo anestesiado, a protegerse, intentando juntar futbolistas en su campo para cerrar espacios a los finos jugadores de Guardiola.
Aunque le faltará ritmo de competición, con el brasileño el Madrid gana un punto de seguridad que le ha faltado los últimos meses.
Llevarse un futbolista a los Juegos, después de haber jugado también la Eurocopa, es una irresponsabilidad y un abuso. El sistema no puede permitir que las Federaciones requisen a su gusto a los clubes.
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