Sobre Cristiano, Dembélé y Asensio
Dijo tiempo atrás Cerezo que los futbolistas juegan donde quieren y no hace mucho realmente era así. Aquella declaración suya me hizo recordar algo que le escuché, no creo equivocarme, a Iñaki Gabilondo acerca de Vieri. Venía a decir algo así como que no estaba sujeto a esa dinámica de clubes que se traspasan entre sí a los jugadores, sino al revés: él ‘traspasaba a clubes’. Pasaba su ficha de unos a otros a su antojo. Aquí le tuvimos e hizo para el Atlético uno de los mejores goles en la historia del club. Antes pasó por Torino, Pisa, Rávena, Venecia, Atalanta y Juve; luego, por Lazio, Inter, Milan, Mónaco, Atalanta, Fiorentina y otra vez Atalanta.
Ya no es tan así, parece, y vale la pena comentarlo. Algo ha estado ocurriendo (la historia es circular) y los viejos grandes clubes recuperan su tronío. O es que los jugadores, mejor digamos sus agentes, han extralimitado tanto su sagrado albedrío que han llegado a verse pateando en el vacío. Sin duda es el caso de Dembélé, que no quería renovar por el Barça por muchas flores que le echaran por la cabeza Laporta y Xavi, y mira que se las echaron. Pensaban él y su agente Sissoko que fuera del Barça se ataban los perros con longanizas y que le pagarían cualquier disparate, dado que concluía contrato. Pero acabó renovando a la baja por el Barça.
En ese mal viaje, o peor porque les quedaba un año de contrato, estaban Asensio y Cristiano. En manos de Mendes, ambos esperaron ofertas que mejorarían su posición actual. Cristiano quiere un ‘equipo Champions’ para seguir acumulando partidos y goles en esa competición. Asensio busca una garantía (que Cristiano tiene donde vaya por ser vos quien sois y porque se lo ha ganado) de titularidad, a fin de mejorar sus posibilidades de ir al Mundial. Pero no les sale. Avanza el verano y Asensio sigue en el Madrid de Ancelotti a la cola para el puesto de ‘siete’ y Cristiano no consigue en su afán otra cosa que crear feas disensiones en el Atleti.