Rubi y la exigencia de ascender al Almería
El técnico catalán se ha asentado entre los entrenadores clásicos de nuestro fútbol.
El año pasado se quedó a las puertas de la final del playoff. Le ocurrió a Rubi con el Almería lo mismo que le había pasado una década antes con el Real Valladolid cuando naufragó en Las Palmas y no pudo llegar a la final que posteriormente los canarios ganaron al Zaragoza. Rubi, al que le quedaba un año más de contrato en Zorrilla, fue despedido teniendo que abonar Carlos Suárez el año que faltaba por cumplir oportunamente. En todo este tiempo el técnico catalán se ha asentado entre los entrenadores clásicos de nuestro fútbol y ahora llega a Valladolid con la exigencia de subir al Almería, sí o sí, a la Primera División. Tiene en sus manos una plantilla potente y que debe estar arriba. Un club que se mueve en cifras de Primera División y que ha empezado muy irregular esta temporada. Ganó por la mínima en León y perdió en casa ante el Racing más los dos empates sumados ante Albacete y Real Sociedad B. Flojo balance y muchos, demasiados, goles encajados. Solo en Thalys, brasileño que ha llegado del Palmeiras, ha invertido seis millones de euros, más Embarba, Leo Baptistao, Arribas, Embarba, Bonini… un plantillón en Segunda que tiene que acabar por funcionar. O lo hace o la paciencia del nuevo propietario Mohamed Al-Khereiji se agotará pronto.
Por eso, mañana llega a Zorrilla un enemigo de cuidado. Un rival de postín que pondrá en valor las capacidades reales de un Real Valladolid que a 12 de septiembre sigue moldeando su once ideal ya que los tres fichajes de las últimas horas del mercado no acaban de encontrar el punto de forma ideal. Mañana podría llegar el momento de Peter Federico y de Canós. Juegue quien juegue, hay que ver una mejor versión del equipo de Almada. Tras el triunfo autoritario de la primera jornada ante el Ceuta, después no ha acabado de convencer. Ni en Castellón a pesar de la victoria, ni ante el Córdoba y menos aun ante el Zaragoza. Aprueba en la intensidad, el esfuerzo, la seguridad defensiva, pero a este equipo le falta fútbol. Le falta tener pinta de equipo que mande en Segunda y eso es lo que el técnico uruguayo le tiene que hacer ver a su equipo si quiere estar arriba en la tabla al final de la temporada.
Por eso, partidos como el de mañana son determinantes. Superar a los andaluces permitiría al Real Valladolid obtener un gran subidón en su autoestima y, a su vez, dejar muy tocado a un rival que entraría en crisis de resultados que le tendría pensando mucho en las próximas semanas.
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Termina la semana de ferias, una semana en la que se ha vivido mucho sentimiento blanquivioleta en la ciudad con camisetas en los conciertos y banderas pucelanas en La Vuelta. La gente está con ganas de ver en lo más alto al equipo, la gente está con ese espíritu que transmiten Iván Alejo y todos sus compañeros y la gente está con ganas de respaldar el discurso optimista siempre de Víctor Orta y la apuesta de seriedad que transmiten Solares y Uruñuela. Pero esto es fútbol y para alimentar lo anterior hace falta que entre el balón. Almada y sus chicos tienen la palabra. Partidazo ante el Almería.
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