Que vuelva Neymar Jr

De perdidos al río: que vuelva Neymar Jr. al Barça, por qué no. Que le pague quien le pueda pagar, pero que venga a regalarnos unos últimos años de regates imposibles e indignación en los rivales, esos que lo llevan cosiendo a patadas toda su vida porque no juega al fútbol como a ellos les interesa. O como ellos saben, que todo puede ser. Yo, por ver al brasileño tirando sombreritos en la banda del Camp Nou otra vez daría lo que fuera, especialmente si es contra equipos toscos y aguerridos, que son los más adecuados para descorchar el champán.

Con Neymar en el Barça éramos felices y no lo sabíamos. Por no saber, ni siquiera sabemos lo que nos costó en su momento, cuando Sandro Rosell acumulaba medallas a la buena gestión mientras Josep María Bartomeu se limitaba a estampar su firma en aquellos contratos controvertidos, a lo Pin y Pon. Alguno de ellos, por cierto, todavía está a la espera de que un juez arroje cierta luz sobre lo que allí se negoció, algo en lo que Neymar Jr. no tiene ninguna culpa, por cierto.

Pocos futbolistas acumulan, a día de hoy, peor fama que el ex del Santos. Mucho se hablaba también de Ganso pero resultó que Neymar Jr. tenía más talento para la nada que el espigado mediapunta, lo que es mucho decir tratándose de talentos brasileños: sirven para todo pero solo si ellos quieren. El caso es que, al menos durante su etapa como azulgrana, Neymar quería y podía, más allá de algunas licencias y ausencias que bien se podrían contabilizar como días de asuntos propios. ¿Quién, en su sano juicio, podría abogar por la continuidad de Dembélé y descartar la posibilidad de repescar al mayor talento -de entre los mortales, claro-que ha vestido la camiseta azulgrana en la última década?

Solo un club aburrido y asustadizo escurriría el bulto en este asunto. Y si algo se espera de un Barça presidido por Joan Laporta es justamente lo contrario. No sería una operación sencilla por lo evidente -no hay un duro en la cartera-, pero sería un movimiento que devolvería al Barça al cuadrilátero de un sopapo: grogui, quizás; vivo, seguro.

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