Pues sí, estoy preocupado

Soy optimista por naturaleza. De los que siempre intentan ver el vaso medio lleno. Es una filosofía y una actitud que me han permitido superar los obstáculos y las desgracias de la vida y disfrutar con intensidad de los buenos momentos. Mi técnica favorita es esperar unos días, después de un suceso negativo, antes de llegar a una conclusión y adoptar medidas. Es decir que no quiero encerrarme en la primera emoción. Pensaba que, unas cuarenta y ocho horas después del partido del Madrid en Elche, iba a poder encontrar razones para la ilusión en el empate de los blancos y rellenar esta columna de opinión con esperanza. Creía que, como siempre, iba a superar el enfado después de una buena noche de sueño. Pues, resulta que no he sido capaz de hacerlo.

Las cosas como son: estoy preocupado. No es que el equipo vaya de más a menos, es que tengo la sensación de que el “más” no ha existido de verdad. Que, al principio de temporada, nos dejamos engañar por accesos de brillantez de algunos jugadores que maquillaron la fragilidad del proyecto. No, el Madrid de Xabi Alonso no está construido todavía. No, el equipo no está seguro de sí mismo y me temo que el episodio de Elche se repita pronto. Eso sí, por espolvorear algo de optimismo: confío en el entrenador vasco.

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