Pues sí, España está tocada
España no es un país racista. España no es un país xenófobo. Yo lo sé y lo puedo afirmar porque he vivido en Madrid durante casi 30 años y he viajado a todos los rincones de esta bella tierra. Yo lo sé porque me han tratado como uno más, en mi vida cotidiana como en mi profesión de periodista. Pero los millones y millones de personas que han visto por televisión los lamentables acontecimientos de Mestalla no tienen la suerte de conocer España como yo la conozco y pueden llegar a pensar, con cierta lógica, que la gente de este país tiene por costumbre llamar “mono” a un chico por su color de piel y lanzar gritos de orangután desde la grada de un estadio. Lo que ha pasado este domingo y su enorme repercusión en todo el planeta han hecho un daño terrible a la imagen de España. Digan lo que digan. Y lo he podido comprobar en Francia.
Claro que es injusto para el conjunto de la sociedad española y que no se merece tal mancha en su honor, pero será difícil borrar de las memorias estos tristes acontecimientos. También porque la unanimidad que hubiera requerido la defensa de Vinicius no ha sido bastante fuerte ni bastante completa. Viendo los comentarios de varias personas, de varias “voces autorizadas”, de varios medios de comunicación, he sentido rabia y tristeza. Porque ellos no son la España que defiendo, que amo y que amaré siempre.