Pollo o pasta
Otro partido del Atleti que me toca sufrir estando de viaje por México. El desastre contra el Lille me tocó sufrirlo en el avión, durante el viaje de ida, en mitad del terrible trámite del pasta o pollo. Como veréis, últimamente uso el verbo “sufrir” con desenvoltura cada vez que hablo de mi equipo, cada vez que hablo del Atlético de Madrid. ¿Por qué será? El caso es que también tuve que seguir el PSG/Atleti desde el aeropuerto de Ciudad de México, a punto de regresar a Madrid, ligeramente desesperado ante lo que leía en la app de AS o en Twitter, mis fuentes habituales cuando no tengo delante otros medios. En este caso nos sonrió la suerte, y nuestro ángel con alas negras, Angelito Correa, sumó un nuevo motivo para quererle mucho. 10 años del 10 del Atleti en Madrid. 10 años soportando con encomiable entereza la labor de jugador número 12. 10 años chupando banquillo, sin una sola queja, y sin una mala cara, por lo menos, que yo recuerde. Este chico nació atlético y espero que se retire aquí. Es coraje y corazón, el argentino. Pero el resumen del partido fue que el Atleti ganó lo que no mereció. Mal. Hay que levantar esto como sea. Por ejemplo, jugando mejor.
El de ayer en Mallorca fue otro partido. Pero sólo porque fue en otro sitio, otro día, y contra otros jugadores, aunque, en el fondo, el mismo tostón. Seguimos sin jugar a nada. Oblak y Simeone chico asistieron a Julián Álvarez, que reconozco que me gusta mucho, para el único gol que se marcó en el partido, y poco después Riquelme no cedió el balón a Correa para que marcara. Imperdonable. No soporto a los chupones. Odio eterno.
Al final se ganó el partido con más pena que gloria. Es una lástima que de los dos partidos ganados en París y Mallorca lo único bueno que se pueda destacar es el resultado. Esto no carbura y estamos en noviembre. Me gustaría ver jugar mejor al equipo, pero parece que esto va a ser otra vez parecido al año pasado. Pollo o pasta.