Partido soso y desgracia de Carvajal

Se escapaba ya el partido por el sumidero sin apenas nada que recordar. Una victoria del Madrid ante un rival soso, lograda con dos disparos de fuera, el primero con roce afortunado en Baena. Un día más en la oficina, esta vez sin el postre picante de la agitación final de Endrick. De repente, Carvajal intenta un despeje en la banda, Yeremy Pino se adelanta apartando el balón del pie que lo buscaba y el palancazo que lo impulsaba encuentra el vacío. La rodilla de Carvajal sufre y el viejo ‘condottiero’ queda en el suelo abrumado, lloroso. El Bernabéu enmudece y después se confirma la peor de las noticias.

Mal final para un partido del que se esperaba más. Ancelotti, que sigue en búsqueda, puso a Tchouameni de central y armó una media Modric-Valverde-Camavinga-Bellingham con un ataque de dos: Mbappé-Vinicius. Funcionó a medias. El Villarreal, por su parte, dejó sello de equipo estupendo, pero sin deseo de riesgo. Esperó bien y salió con corrección académica y muy buen pie, pero siempre en plan nadar y guardar la ropa. Temía descubrirse ante algún contrataque (sólo le pasó una vez y Conde le robó en última instancia el gol a Mbappé) y se notó. Dejó la impresión de que tiene juego para más.

Lo del Madrid tampoco fue gran cosa. Cierto que liberar a la media de Tchouameni le dio alas, Camavinga metió más ritmo, pero el equipo tampoco hizo lo bastante para someter al Villarreal y atormentar a Conde. Marcó Valverde en un córner de pizarra con un tirazo que rozó en Baena, y, ya en la segunda parte, cuando acababa de marcharse Mbappé, Vinicius soltó un cañonazo desde fuera del área por la escuadra que mejora su catálogo de habilidades. El público lo aclamó reclamando el Balón de Oro para él. Un día más fue el mejor, mientras Mbappé sigue buscando la mejor forma de ser útil.

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