Pajarito vuela bajo
En el nuevo engranaje de Xabi, Valverde no encuentra una función clara acorde con su instinto natural y por eso le cuesta más lucir y aportar todo lo que aportaba.
Valverde está serio, adusto, desabrido, pero no lo está porque le toque o no jugar de lateral derecho, sino porque hace tiempo que no encuentra su sitio en el esquema. Aquel futbolista que al lado de Kroos volaba arriba y abajo, llegaba a todos los rincones y tenía un peso importantísimo en el sostén del equipo, ahora parece desubicado, difuminado, transparente. Pasan los partidos y no aparecen aquellas estelas que dejaban sus carreras, sus conducciones, sus llegadas y sus recuperaciones. Valverde estaba siempre, ahora no está casi nunca.
Valverde no nació para dirigir el juego, eso ya lo probó Carletto y no salió bien. Fede es un jugador complementario, que ayuda a mantener activa la sala de máquinas: trae el carbón, el combustible, limpia, recoge, aprieta las piezas, acelera, pero el engrase del juego no es lo suyo. Ahora, en el nuevo engranaje de Xabi, no encuentra una función clara acorde con su instinto natural y por eso le cuesta más lucir y aportar todo lo que aportaba. En la responsabilidad del entrenador está la de acoplar los futbolistas a su idea de juego, aquí tiene trabajo.
En cuanto a lo de no querer jugar de lateral, se trata claramente de una muestra más de su incomodidad actual. Si Valverde no estuviera volando bajo, si cada partido fuera uno de los mejores del equipo, si estuviera disfrutando, no tendría problema en ofrecerse para este servicio como una muestra más de su capacidad y de su compromiso. No se ve bien y, si sale de la alineación del centro del campo, lo mismo entra otro compañero y se acopla mejor. Veremos si remonta el vuelo.
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