Paco Seirul·lo, con él sí que empezó todo

En los momentos críticos, conviene recordar a George Bailey, el protagonista de Qué bello es vivir. Bailey es un buen hombre que desesperado por culpa del pérfido Potter trata de suicidarse una Nochebuena y desde las alturas envían al ángel Clarence, que debe ganarse las alas evitando que el buenazo de George acabe con su vida. Para convencerle, le expone lo que hubiera sido de su ciudad, de sus amigos y de su familia si él no hubiera existido. Bailey descubre que, sin darse cuenta, todas sus pequeñas acciones mejoraron la vida de muchas personas. Ese ángel en el Barça, club muy dado a tirarse al río, se llama Paco Seirul·lo, quien después de 46 años de servicio discreto se ha jubilado. Pero sin él, nada de lo que ha pasado en el club a todos los niveles hubiera sucedido. Paco, a base de acciones casi clandestinas, está detrás de todos los éxitos de la entidad en casi medio siglo.

Si Paco, por ejemplo, no hubiera pillado por banda a un flacucho de Santpedor al que los rivales tiraban al suelo con sólo mirarle y al final de los entrenamientos con el filial no se lo hubiera llevado al Palau Blaugrana para hacerle sesiones extra de preparación física una vez acabase con su trabajo con los cachas del balonmano, Guardiola jamás hubiera llegado al primer equipo. Y, por tanto, puede que no entrenase al Barça. Paco se ha ganado las alas.

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