Nuestra selección femenina no para

Esta semana decide los finalistas de Copa (anoche tuvimos uno en Anoeta, el Mallorca, mañana saldrá el otro de San Mamés) pero su mayor acontecimiento futbolístico no es ese, sino la final de la Nations League femenina que nuestra Selección juega ante Francia. Churchill dijo que los Balcanes producían historia a mayor velocidad de la que se podía digerir y lo mismo empiezo a pensar de este sensacional equipo que encadena sucesos: motín, Mundial, #seacabó, cambio de seleccionador, Balón de Oro y The Best para Aitana Bonmatí, nuevo motín, paz en Oliva, clasificación para los JJ OO de París y ahora la final de la primera Nations League femenina.

Es admirable la firmeza de este equipo, que cada poco encuentra una curva y sale tras el derrapaje consiguiente con el mismo brío y velocidad con que entró en ella. No hay que buscar otra explicación que la más simple: son muy buenas jugadoras todas, salvo unas pocas, que son extraordinarias. Y los problemas externos contribuyen a su cohesión. Tienen ansia de triunfo y fe en sí mismas. Ayer Aitana se quejaba en L’Équipe de que el Mundial conquistado no ha tenido el efecto que cabía esperar, y creo que tiene razón, se ve en las asistencias y en las audiencias (12 % de share el partido que las metió en los JJ OO), pero eso no las desanima, sino las estimula.

Desde que ganaron el Mundial han jugado siete partidos, con seis victorias y una sola derrota, ante Italia. Pero la final de hoy es brava. Francia es un equipazo, con base en el Olympique de Lyon y el PSG, abundoso en jugadoras de potencia física, además de mucha calidad. Nunca las hemos ganado todavía, pero tampoco nunca antes habíamos conquistado la Copa del Mundo ni alcanzado la clasificación para unos JJ OO. La baza de las nuestras no es la fuerza sino el manejo, desde ese compás que marca Aitana Bonmatí y que tan bien siguen las demás. Un partido de altura que merece un entradón en La Cartuja y una buena audiencia en televisión.

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