Morata se hartó de hartarse
De vuelta. Vuelve Morata hoy a jugar con el Milan tras un arranque montaña rusa: goleador en el debut, lesionado luego, y baja con su equipo y con la Selección en las últimas semanas. La mejor noticia para él es que regresó a los entrenamientos hace unos días y se le espera, al menos para que salga desde el banquillo, en el encuentro de los milanistas en San Siro ante el Venezia. Está siendo una época dura para él, de sobra son conocidas las razones.
Lucha. Aun así, en el agujero negro en el que a veces se convierte el fútbol —y la vida— siempre hay motivos para la esperanza. Lo sabe él mejor que nadie. Morata ha luchado contra todos, incluso contra él mismo, a lo largo de su carrera. Ser sincero le ha acarreado más disgustos que alegrías. Por ser sincero, por decir siempre lo que le dictó el corazón, salió mal del Madrid y no del todo bien del Atlético. Por ser Morata se le criticó; por ser Álvaro se le machacó.
Méritos. Hizo 15 goles el pasado curso en el Metropolitano y aun así su club le invitó a salir. A ver si su recambio llega a esas cifras. Fue campeón de Europa con España y nadie le dedicó un cariño, más bien al contrario, aunque como capitán levantó el trofeo, algo reservado únicamente en la historia a Iker Casillas, Ferran Olivella y, si se quiere añadir la Nations, Jordi Alba.
Ídolo. Hoy San Siro, estadio mítico, le espera con los brazos abiertos. Habrá 70.000 personas aguardando por él. Gente ilusionada porque su nuevo delantero les acarree alegrías como ya hizo en la Juventus. Hinchas que medirán a Morata por sus goles y por esas otras cosas que el 9 español hace sobre el campo y son tan bien consideradas por los técnicos. También para Luis de la Fuente en La Roja, por cierto. Entre semana arranca la Champions con un fabuloso Milan-Liverpool, reedición de una de las mejores finales de la historia. No, Morata no está en Arabia aislándose de la vida. Morata está aún en uno de los grandes de Europa jugando las mejores competiciones.
Hoy descubrimos a… Miguelito (2004). Ganó Bolivia fuera de casa por primera vez desde 1993 en su camino al Mundial y tanto en ese partido en Chile, como en el anterior ante Venezuela, marcó este joven extremo zurdo de mucho talento que siempre parte desde la banda derecha. Ya maravilló con Santos jugando la Copinha, el gran torneo de base en Brasil, y el salto a la absoluta de su país certifica lo que se vislumbró allí: ha nacido una estrella boliviana en el histórico Peixe y en La Verde.
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