Modric, un clásico en el Clásico

Hasta un culé como Frankie De Jong lo reconoce. Tener a Luka Modric en LaLiga, y en particular en un partido como el de hoy, es una maravilla. Hace ya una década que vistió la camiseta blanca por vez primera y hay que reconocer que eso es, sin ninguna duda, una de las cosas más bonitas e importantes que le ha ocurrido al Madrid en el Siglo XXI. Creo que es justo recordar que la llegada del croata es el mayor legado que ha dejado José Mourinho en la capital de España y que su empeño por fichar al que era entonces centrocampista del Tottenham fue decisivo. Seguimos recogiendo frutos de ello. Todos los que amamos este deporte sabemos disfrutar de la gracia de su juego y agradecemos que Modric sea, más allá de su talento futbolístico, el ser humano que es.

Porque por ser un tipo con valores aceptó rebajarse el sueldo y renovar de año en año para quedarse en el Madrid. Porque por ser una persona inteligente supo rodearse de profesionales honestos que no le comieron el coco con ofertas tan exóticas como suculentas. Lukita representa a la perfección eso de “una mente sana en un cuerpo sano”, un caso bastante poco frecuente en el fútbol de hoy. Y un ejemplo excepcional para los jóvenes que se entrenan cada día con él en Valdebebas. Un partido con Modric en el campo nunca puede ser aburrido. Un equipo con Modric en el campo siempre es favorito.