Messi está a un paso de su Mundial

Todos los jugadores que viajaron a Qatar querían ganar el Mundial, pero sólo uno lo necesitaba: Messi. Las cosas se han puesto de tal manera en las discusiones en torno a él que ha llegado a calar la idea de que este Mundial vale tanto como sus 15 años previos de carrera. Y él mismo lo toma así. Se le nota en el gesto, en la concentración, en el rotundo liderazgo sobre el grupo, en la sabiduría con que administra lo que le queda. Ya no es el Messi de los 91 goles en un año natural, pero queda un jugador sabio que se mueve muy poco pero mueve mucho. Me recuerda a aquel Pelé de México 70, también en modo de ahorro físico y derroche de ciencia.

Y este Mundial le ha llegado a Messi en el momento oportuno. En sus primeros años en el Barça fue feliz, joya indiscutible de un equipo sensacional. Pero a partir de cierto momento empezó a no ser lo mismo: que si se va Neymar, que si se van Xavi e Iniesta, que si no hay nuevo proyecto… El Madrid ganando Champions tras Champions y él recibiendo todas las miradas en el Barça, sintiéndose incomprendido y progresivamente más incómodo. El Barça intentó remediar eso con dinero, pero cuanto más le daban menos se podía emplear en mejorarle la compañía. Un círculo vicioso que acabó con su marcha al PSG, ese raro artificio futbolístico.

Este Mundial le reconcilia con el fútbol, consigo mismo y con Argentina, donde vivió el proceso contrario. Al principio no le querían, le consideraban un invento europeo que pretendía usurpar el trono de Maradona. Con el tiempo ha ido entrando y ahora las dos partes, Argentina y él, quieren darse mutuamente lo que se regatearon en otro tiempo. Le pilla con 35 años, pero tiene todo el fútbol en la cabeza y aún le quedan piernas para desmadejar al mejor central joven del campeonato. Y tiene un equipo muy bien montado por Scaloni, que ha ido cambiando cosas sobre la marcha en busca de soluciones que va encontrando. Messi está a un paso de su Mundial.

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