Marcelino no habló del árbitro pero dejó caer su malestar
Es verdad que no se vio un Villarreal súper en el Bernabéu, ese que de haber estado un puntito mejor, le habría complicado más la vida a los blancos.
Es verdad que no se vio un Villarreal súper en el Bernabéu, ese que de haber estado un puntito mejor, le habría complicado más la vida a los blancos. Pero también es verdad que, en los momentos claves del partido, la falta de acierto y las ganas de pitar de Cuadra Fernández, impidieron que los amarillos entraran un poquito más dentro del partido. Preparó Marcelino un partido de desgaste, pero Vinicius les rompió el guion de la segunda parte muy pronto y fácil.
Es verdad que en el Villarreal queda un mal sabor de boca, esa sensación de que en los momentos clave y cuando parecían agarrarse al partido, Cuadra fue protagonista. Marcelino no quiso hablar del árbitro, pero dejó caer su malestar. La duda que hay en el Villarreal es si las mismas jugadas al revés, el árbitro las hubiera pitado igual y de forma tan diligente.
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