Luiz Henrique desoye el ruido e Iraola despacha a Gattuso

Ya está aquí

La impaciencia es un mal imperecedero en el fútbol, que no admite escondites y no deja tiempo para la maduración. A los fichajes se les exige un rendimiento inmediato, sin importar el paisaje ni el momento. De Luiz Henrique (21 años) se empezaba a dudar cuando su aportación en un duelo de altura como era el del Villarreal transformó la opinión general. El extremo brasileño fabricó la jugada del gol con un centro espléndido para Rodri que consagra la ilusión de este Betis. Le costó en la primera parte, obligado a atar en corto a Pedraza cuando Sabaly salía a posiciones interiores a por Lo Celso, pero su importancia creciente tras el descanso trazó sus virtudes. Es un jugador de desequilibrio —cinco regates buenos en nueve intentos—, de buena zurda y ducho en el disparo y el centro lateral. Está inmerso en ese proceso de progresión, de elegir bien, de colocarse mejor y de condicionar sus cualidades físicas y técnicas al juego colectivo. Todavía debe aprender a terminar lo que empieza, pero cada vez que el balón pasa por sus botas se intuye que algo puede suceder. El peligro está en su naturaleza. En lo que va de LaLiga, Luiz Henrique es el segundo jugador del Betis que ofrece mayor contribución ofensiva por minuto, solo por detrás de Canales, generador de cinco ocasiones contra el Villarreal. Las expectativas depositadas en su figura son notables y no tiene pinta de que el brasileño se vaya a amilanar.

El plan funciona

Que el Rayo Vallecano se haya convertido en un equipo que apetece ver y, sobre todo, contra el que no apetece jugar es gracias a Iraola. El Valencia sufrió la extenuante presión del equipo franjirrojo, estimulada también por las dimensiones singulares de Vallecas, sin encontrar nunca el camino de salida. El Rayo apretó en bloque, sin conceder distancias entre líneas, para poder instalarse en campo rival y proponer transiciones vertiginosas tras robo. En total, acumuló hasta 30 recuperaciones en terreno de juego contrario, una cifra portentosa que ratifica la acertada estrategia de Iraola. Camello fue el primero que se involucró en estas lides, con seis recuperaciones; Catena, el último, con anticipaciones de peso como en la doble ocasión de Trejo y Álvaro García. La red franjirroja atrapó al Valencia, que también se rindió ante la efectividad local en las jugadas a balón parado. De los cinco goles que ha marcado el Rayo este curso, cuatro responden a este origen. La pizarra de Iraola funciona en todos los aspectos.

Crisis estructural

El Elche no es colista porque hay un equipo todavía peor en este principio de temporada, como es el Cádiz, pero la depresión futbolística del equipo de Francisco se agudiza por momentos. El ruinoso primer tiempo frente al Athletic puso a las claras la triste realidad de un Elche que reincide en errores individuales de calado y cuyos desajustes grupales se repiten partido a partido. Las bandas son una autopista para los rivales, las coberturas de los centrocampistas son inexistentes tanto por fuera como por dentro y las distracciones en área propia de sus centrales pesan como nunca. Ha recibido ya 53 remates en contra y ha encajado diez goles en jugadas elaboradas de los adversarios y la estadística avanzada muestra que es el equipo que peor defiende en esta suerte del fútbol. Es una pena por Francisco, pero el Elche tiene que cambiar de cabo a rabo.

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