Los nietos de Hansi Flick
Dos días después de hacer dos cortes de manga para celebrar el gol de Araújo ante el Girona, Hansi Flick, ya con las pulsaciones en su sitio...
Dos días después de hacer dos cortes de manga para celebrar el gol de Araújo ante el Girona, Hansi Flick, ya con las pulsaciones en su sitio, afirmó que no se siente orgulloso y que quizás deba cambiar de comportamiento porque no le gusta que sus nietos le vean así. El presidente del Barça, el vicepresidente deportivo, el entorno y hasta la mayoría de medios de comunicación de Barcelona habían justificado, reído y/o minimizado el gesto durante estos dos días. Flick reconoció también que no es el mismo, que siente más ahora y señaló precisamente al ambiente y el hábitat en el que está ejerciendo su trabajo como el motivo principal por el que se le fue la olla.
Según él no está nervioso, aunque lo que transmite desde que comenzó la temporada lo desmiente y no saber gestionar sus emociones lo confirma. En un club que vive instalado en la hiperventilación permanente, bajo el lema laportiano de “contra todo y contra todos”, que no es que sospeche, sino que está convencido de que existe una conspiración universal en contra suya a pesar de ser el mismo Laporta quien dócilmente acepta el poder establecido plegándose a Tebas y Ceferin, la sobreexcitación también ha llegado al banquillo. Y es una pésima noticia.
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Lastrado por las bajas, las sensaciones que trasmite el equipo generan dudas más allá de la posición en la tabla, a solo dos puntos del Madrid. Que un jugador como Pedri, designado por Flick como su líder en el campo, asegurara después de perder en Sevilla que no sabían qué hacer con la pelota o que después de la victoria del sábado admitiera que presionan mal debería ser la principal preocupación del técnico, pero si incluso después de ser expulsado y hacer dos cortes de manga le preguntan en rueda de prensa si el club no debería reaccionar y alzar la voz con el fin de parar las continuas actuaciones arbitrales en contra, resulta hasta lógico que hasta que no se ve en la tele y piense en la imagen que está dando a sus nietos, no le dé vergüenza.
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