Leve mejoría sin premio
El primer Zaragoza de Rubén Sellés levantó algo la mirada en El Molinón e hizo méritos para haberse traído al menos un puntito, pero no supo jugar contra diez.
Leve mejoría sin premio. El primer Zaragoza de Rubén Sellés levantó algo la mirada en El Molinón e hizo méritos para haberse traído al menos un puntito, pero se vuelve a casa con una derrota que mantiene anclado al equipo aragonés en esos catastróficos seis puntos en once jornadas que dan verdadero pánico. El Zaragoza, que jugó toda la segunda mitad en superioridad, jugó bastante mejor contra once que contra diez y dejó patente, una vez más, que su ineficacia tiene muy difícil solución.
Sellés se estrenó en el Real Zaragoza y en el fútbol profesional español con una alineación rompedora, casi revolucionaria, con hasta seis cambios, incluido el portero, después de que Andrada recibiera nueve goles en las dos últimas jornadas. Adrián Rodríguez, Martín Aguirregabiria, Tachi, Cuenca, Valery y Soberón fueron las seis novedades en el primer once del nuevo entrenador, que ordenó al Zaragoza en un 4-4-1-1, con Raúl Guti en la mediapunta.
El Zaragoza, con otra actitud y otra propuesta muy distintas, le cogió enseguida el aire al partido, se soltó los miedos de su clasificación y no tardó en amenazar en un par de ocasiones al Sporting aprovechando la verticalidad de Cuenca. Y aunque el gol de Otero en un saque de esquina puso las cosas más difíciles, el equipo aragonés, combativo e intenso, no decayó en su empeño, acabó dominador la primera parte y tuvo el empate en las botas de Soberón en el tiempo añadido, antes de que el árbitro, VAR mediante, expulsara a Dubasin por un codazo sin balón a Pomares y de que se le anulara un gol a Soberón por una faltita -si es que la hubo- al portero.
La segunda parte fue un ataque continuado del Zaragoza frente a un rival sin delanteros y cada vez más hundido, un asedio que resultó infructuoso, pese a la entrada de golpe de Dani Gómez, Pau Sans y Sebas Moyano, y más tarde de Kenan Kodro, porque el equipo aragonés, sin claridad ni calidad, no logró desorganizar a la muralla rojiblanca ni rematar una sola vez a portería y porque el juego se fue trabando por obra y gracia del oficio del Sporting, que logró llevar el encuentro al terreno que le convenía.
Sellés tiene muchísimo trabajo por delante.
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