Las remontadas se cuecen desde la rabia

La pasada campaña, el Barça ganó 0-3 en el Metropolitano tras marcar el primero justo antes del descanso. Fue lo que pensé tras el gol del Atleti cuando ya el árbitro iba a señalar el camino del vestuario. El 2-0 en el 70 reafirmaba mis temores, pero entonces me fijé en la repetición, la mano clara de Rodrigo De Paul en la recuperación del balón. Como el árbitro no la vio y por una vez el VAR no anuló el gol, porque era legal, al Barça solo le quedaba la rabia que manifestó sobre todo Íñigo Martínez.

Quedaban 20 minutos y en vez de llegar la sentencia llegó la remontada del coraje y el cabreo, que no son patrimonio del Madrid. Por una vez los blancos lamentaron el batacazo de sus vecinos. Ahora la Liga ya es solo cosa de dos, aunque el Barça, con esos 20 minutos locos del Metropolitano, golpeó primero.

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